Antes de que me fuera a pasar unos días junto a mi
Amo os prometí que llegaría con noticias frescas. Bien han pasado unos cuantos
días, y después de madurar e interiorizar todo lo que viví aquellos días, ha
llegada el momento de compartirlo con todos vosotros. Seguramente habrá varios
post, o alguno más. Pero esta vez me gustaría empezar para, intentara resumir,
las sensaciones que sentí aquellos días. Y, puede que os preguntáis, como
consigo recordar lo que sentí en aquel momento. Pues por dos razones. La
primera porque mi Amo me regalo una fantástica libreta donde escribo todo lo
que siento y vivo con él y la segunda, porque es difícil olvidar cuando has
sentido en cada uno de los poros de tu piel.
Dicho eso, vamos allá.
Los días van pasando, lentamente y a la vez
volando. Pasan rápido e intentamos aprovechar cada minuto, cada segundo, que
estamos el uno con el otro.
En estos días, no solo hemos compartido nuestro
tiempo, sino también nuestra intimidad. Hemos sesionado. Han sido sesiones
matutinas, sesiones de mediodía y sesiones nocturnas. Sesiones intensas para
empezar el día activamente y sesiones nocturnas para descansar con un gran
sonrisa y completamente vacíos de placer. Sesiones de mediodía, entregándome a
ti o mostrándome al mundo.
En estos días, ha habido momentos dolorosos,
momentos humillantes. Pero todos placenteros, gratificantes, entregados y
sobretodo, sentidos. Donde no solo ha habido sonrisas, gritos y gemidos, sino
que también, ha habido lágrimas. Lágrimas para calmarme y recomponerme.
Lágrimas de felicidad. Y silencios.
Silencios para procesar, valorar y ser consiente de todo lo vivido y sentido.
Pero no puedo olvidar, que entre todas esas mezclas de sensaciones, buenas, porque
aunque ha habido lágrimas, siempre han sido buenas. También ha habido algunas reprimendas.
En esta ocasión pocas, por suerte la mía. Tengo
que confesar, que cada vez hay menos, y eso es bueno para mí y para mi Amo. Dudo que le guste castigarme.
Mejor dicho, sé que no le gusta, porque me lo ha dicho en más de una ocasión,
pero son necesarios para que me centre y no olvide ni quién soy yo, ni quién es
él. Y es bueno para mí, porque significa que cada vez estoy más segura de mi
misma, no dudo y simplemente me dejo llevar.
Pero estos pequeños castigos llegaron por mi culpa, por mis errores. Yo
fui la provocadora y la causante. ¿Qué porqué lo provoque? no lo hice a
propósito, pero llegaron por perder el control, en algunos momentos, y por
sobrepasar la fina línea de la confianza. Es quizás, la pequeña insumisa que
queda dentro de mí. Que aunque, los dos, la intentamos controlar, en momentos
de locura, de total entrega, se vuelve incontrolable. Aparece en los momentos
donde todo está en alza, sale de las más profundidades de la perrita en celo que
está a tu lado. La pequeña insumisa, que me esfuerzo a controlar, que cada vez
lo hago mejor, pero a veces, no lo logro y es cuando la dejo salir.
Cada día, a tu lado Amo, cerca o lejos, es un
aprendizaje. Un gran momento. Es un gran paso adelante, dónde el listón va
subiendo y los miedos y dudas van desapareciendo. Soy muy consciente de la
subida de nivel, y lo quiero y lo deseo, pero a veces, tengo la sensación de
que nuestros avances, van un paso atrás. Y no lo digo sin conocimiento de
causa. Lo digo por el dolor extremo que sentí hace poco al ser azotada en el
coño. No me lo podía crear, como era posible que algo que a controlaba,
disfrutaba y gozaba me hiciera sentir tanto dolor. Querer gritar que parar. Me
frustre. No entendía porque no los estaba resistiendo. Cuando sucede eso me
desequilibro un poco emocionalmente. En mi interior se forma una lucha
constante. Una lucha por encontrar la forma de transformar el dolor
insoportable en soportable, para centrarme en la sesión y estar al cien por
cien con mi Amo. Me resulto difícil, pero fui capaz de sentir, vivir y
transformar en placer todos los azotes que recorrían el cuerpo que te pertenece
con la cola de gato. Cada azote acariciaba con fuerza una parte distinta de mí.
Esperando el siguiente azote, controlando la intriga de dónde iba a caer cada
azote. Con los ojos cerrados para centrarme más y saborear hasta al tope cada
una deles caricias fuertes e intensas que tenía el placer y la suerte de sentir
sobre mí. Dando el color que tanto nos gusta a mi y a ti, Amo. Dibujando
bonitas marcas, que con el paso de los minutos van desapareciendo, pero las
sensaciones quedan grabadas en nuestras mentes y siguen palpitando bajo la piel
y con cada roce me recuerdan la sesión de azotes vivida.
Es un dulce recuerdo, que aunque las marcas no se
ven, están ahí, latientes. Grabadas en mi mente o en tu cámara. ¿Estoy loca por
sentirlo así?
Tu voz, tus manos, me activan. Es sentirte y
desear más. Pero la sumisa que quiero llegar a ser, hace que disfrute de todo
lo referente a ti, a nosotros. Porque tú y yo, sumamos dos, pero somos un solo
ser. Si, si, puede que pensáis que son cursis mis palabras, y puede que lo
sean, pero eso también forma parte de mí. Al igual que esta mi lado romántico y
mi lado infantil. Pero todos estos lados, no me impiden ser apasionada, ni
sentida ni entregada. Porque todos los lados juntos dan como resultado a la
persona que soy. Y por supuesto a la sumisa entregada que soy con mí Amo.
Con este post, creo que ha quedado reflejado todo
lo que sentí durante estos días junto a mi Amo. Pero en breve irán llegando los
post de algunas sesiones. Solo intento transmitiros todo lo que sentí para que
podáis comprenderme un poco más. Y quizás poder conocer un poquito a la chica
que se esconde detrás de la pantalla y bajo el nombre…soc teva.