Pasa el tiempo y el listón de las tareas, de las
sesiones, de nuestra relación va subiendo. Llega la hora de descubrir otras
sensaciones y de preparar otras partes del cuerpo, que te pertenece, para que
puedas utilizarlas y poder disfrutar con elles, cuando y donde quieras.
Aunque no lo parezca hay muchas zonas dónde azotar, y
cada cual reacciona diferente. Las zonas más trabajadas, han sido tetas y culo.
Dos zonas que con el tiempo han ido adquiriendo resistencia, zonas donde cada
vez necesitan más intensidad. Zonas en las que nos gusta azotar para darles el
color que tanto nos gusta Amo,…
EL ROJO |
Este color se lo hemos dado a dos zonas muy concretas,
llegar hasta este punto no ha sido fácil, pero con paciencia e insistencia se
puede logar todo lo que una persona se propone. Así que poco a poco, hemos ido
dando color a
tetas |
culo |
Y por supuesto al coño. Ahora ha llegado al momento de
empezar a dar color a otra zona. Y la zona elegida, ha sido la espalda. La adaptación
y el proceso de trabajo están siguiendo su curso. El trabajo en esta zona, de
momento, ha sido realizado en dos periodos distintos. Ha sido un proceso donde
el número de azotes y la intensidad ha idos subiendo poco a poco.
En la primera ocasión las sensaciones eran muy intensas,
y porque no decirlo, muy dolorosa. En esta primera ocasión, a lo largo de dos
semanas, con un día de descanso, entra tarea y tarea, empezó con diez azotes a
cada lado de la espada, y cada día subíamos uno a cada lado. Llore. Respire hondo.
Busque las fuerzas en mi interior, para superar el reto. La intensidad no era
muy fuerte, pero en cada azote intentaba subir la intensidad. Tenía una mezcla
de pensamientos. ¿Cuál era el objetivo? ¿Dar color? ¿Transformar el dolor en
placer? O ¿Ser capaz de resistir los azotes en esta nueva zona? Y aunque por mi
mente se cruzaban todas estas preguntas, solo había una respuesta. Todo. Teníamos
que lograrlo todo. Dar color, transformar el dolor en placer y acostumbrar la
zona a los azotes. En esta primera sesión, no era muy capaz de transformar el
dolor en placer, ya que estaba centrada en resistir y dar color. Superarme día a día, y lo logre. Paso el tiempo. Sabía que
aquello no había quedado allí, que tarde o temprano volveríamos a trabajar la
zona. Y ese día llego. En esta segunda ocasión, ya sabía a lo que me exponía. Ya
conocía las reacciones del cuerpo. Y en esta segunda ocasión, mis objetivos
eran:
- Transformar el dolor en placer
- Dar color a la zona
A lo largo de una semana lo trabajamos intensamente y con
un día de descanso entre sesión y sesión. Fueron un total de cuatro sesiones. Empezando
a once azotes, veintidós en total, y cada día que tocara tarea aumentar un
azote. En total 28 azotes, intensos, dolorosos, dando color y transformando
cada azote en pequeñas de placer que iba en aumente a media que la cola de gato
chocaba intensamente en mi piel, en la nueva a zona a trabajar. Lágrimas. Dolor.
Placer. Color. Día tras día, más intensidad, más resistencia. Más entrega de
placer a mi Amo.
Una nueva zona descubierta. Una nueva zona que me permite
dar placer a mi Amo, una nueva zona para que la pueda usar a su antojo, cuando
y donde quiera. Para su disfrute y su goce.
Sé que aún queda para trabajar, para ser capaz de resistir
más azotes, pero todo a su debido tiempo, lo lograremos juntos, para que
podamos seguir disfrutando juntos de nuestros logros y nuestros avances. Para
seguir sintiendo dolor y placer. Para poder seguir disfrutando de tu sonrisa
cuando me miras y observas con orgullo y felicidad. Así que una vez más. Muchas
gracias Amo por abrirme nuevos horizontes y nuevas puertas. A tu lado, quiero
seguir abriendo puertas y descubrir donde nos llevan.
Simplemente, muchissimas gracias, tu sumisa socteva.