El tiempo pasa, cada vez estoy
más segura y con menos miedos, pero eso no significa que aún tenga pequeñas
dudas y/o pequeños miedos. Si mirara atrás, y hiciera lo que me recomendó mi
Amo, releer mi blog, estoy segura que seria más consciente de todo lo que he
avanzando, cambiado y mejorado. Pero aún no me siento lista para mirar atrás. Y
por eso, él ya se encarga en algunos momentos de hacerme ver todos mis pasos y
cuando lo hace yo misma alucino de todo lo que soy capaz, no solo de resistir,
sino de hacer y lograr. Y os puedo decir que me siento muy orgullosa de todo lo
que hago y consigo. Pero sobretodo porque mi Amo esta orgulloso de mi. Saber
que esta contento y orgulloso me provoca una inmensa sonrisa y me anima a
realizar mis tareas con todo mi empeño.
Esta semana que estamos a
punto de terminar tuve una tarea nueva. Distinta a todas las realizadas hasta día
de hoy. Ya que se mezclaban distintos juguetes y muchas sensaciones:
|
Miedo |
|
Placer |
|
Nervios |
|
Sorpresa |
Todas estas sensaciones, entre
otras, provocaron en mí, antes de empezar: inseguridad y lágrimas.
Hay un porque, entre las
palabras escritas de mi Amo leí pinzas.
Por malas experiencias pasadas, parecía que habían desaparecido de nuestros
juegos, ya no las esperaba y con solo leer esa palabra me entraron todos mis
miedos. Así que, empezar la tarea no
fue fácil. Estaba nerviosa con la idea de jugar con las pinzas, sabia que lo
había de lograr y eso me ponía aún más nerviosa, si no lograba realizar la
tarea entera, tendría un castigo, y evitarlo era mi motivación para relajarme y
poner todo mi empeño para lograr realizar la entera.
Una vez preparada, con todos
los juguetes preparados: pinzas y consoladores, empecé con la tarea de cinco
pasos a seguir.
- 4 pinzas
en cada pecho y una en cada pezón: Un total de diez pinzas. Lentamente
las fui colocando. Primero las cuatro en cada pecho y por ultimo las del pezón.
Poner las cuatro primeras pinzas fue doloroso pero muy soportable y bastante
placentero. Las que más miedo me daban las que tenia que poner en los pezones. Cuando
coloque la penúltima pinza fue bien, pero la ultima…fue muy difícil. Era muy doloroso,
no me veía capaz de dejarla, cada vez que lo intentaba me tensaba, hasta que decidí
coger aire profundamente y ponerla. Si, era doloroso pero ya estaba puesta y yo
podía. Parecía que no iba a ser capaz
de proseguir, pero me arme de valor y fui a por el segundo paso.
- 5 pinzas en el sexo, dos en
cada labio y una en el clítoris: Poner las cuatro de los labios
fue bien y la quinta también. Sentía como el dolor se iba convirtiendo en
placer, había momentos que estaba dispuesta a parar, y pero cuando en mi mente
se cruzaba la palabra castigo, intentaba controlar las lagrimas y convertir el
dolor el placer. Una vez más controle mi impulso a parar y me dí cuenta que lo resistía.
Me sentía feliz y dispuesta a seguir el tercer paso.
- Colocar una pinza más en el clítoris:
este paso no fue nada fácil. Tuve algún que otro problema. Se resista a aguantarse
y cunado la dejaba aquello era casi insoportable. Pero lo hice, no estaba
dispuesta a defraudar a mi Amo, ni a mí. Algunas veces soy un tanto cabezota. Después de darme cuenta que lo
podía aguantar fui a por el cuarto paso.
- Consolador grande en el sexo y
lograr un orgasmo: Así que agarre el consolador grande, lo moje con mi saliva
para facilitar la entrada, aunque estaba tan mojada que creo que no hubiera
sido necesario. Lentamente lo introduje en mi interior. Sentir como iba
entrando me llenaba de placer, era casi imposible intentar aguantar el orgasmo.
Con cada pequeño movimiento del consolador este luchaba para salir, pero lo
reteni todo lo que puede, cuando ya no pude más lo deje salir, lo libere, por
dios…que orgasmo le entregue a mi Amo, fue increíble. Finalmente llego el ultimo
paso.
- Introducir el consolador
pequeño en el ano: La doble penetración, no fue tarea fácil. Después de
humedecer el consolador con mis fluidos, volví a introducir el consolador
grande en el sexo y acto seguido introduje el pequeño en el culo. Se escapaba y
no quería quedarse dentro. Eso me ponía de los nervios, pero después de varios
intentos y muchísimo placer… ¡boom! Otro maravilloso orgasmo, que me dejos sin
fuerzas.
Así que poco a poco quite un
consolador, después el otro, y con mucho cuidado, muchos mimos y alguna que
otra lágrima, fui quitándome las pinzas. Me sentía agotada, feliz y con mucha
adrenalina acumulada. Me tumbe en mi cama, desnuda, solo tapada por las sabanas
y me deje ir. De mis ojos no paraban de brotar lágrimas de felicidad que me
ayudaban a relajarme. Necesitaba vaciarme, al igual que me vacíe de placer. Sentir
el calor de mi Amo, felicitándome y dándome consuelo. Fue un momento duro, fue
una tarea difícil, pero en resumen hubo mucho dolor y mucho placer.
|
Me entrego a ti, mi Amo, con todo mi corazón y mi alma. |
Gracias por todo. Tu perrita que no solo te venera, sino que también te quiere.