Después hay las sesiones sofá. Estas sesiones son
las que más me descuadran y a la vez las que más me gustan. Estar cómodamente
sentada, o tirada en el sofá y de golpe y porrazo: “En posición”. Rápidamente
reacciono: de rodillas, piernas abiertas y brazos detrás de la cabeza,
ofreciéndome a mi Amo. Creo que reacciono rápidamente porque mis movimiento son
rápidos, pero con la mirada de mi Amo estoy
esperando me ponga muy nerviosa, mi movimientos se vuelven torpes y me
entra la risilla nerviosa, me viene la vergüenza y la lentitud. Automáticamente
empiezan las órdenes: ¡Acaríciate suavemente!, ¡Mírame!, ¡Diez azotes en el
sexo!,… una detrás de otra. Subiendo mi excitación, muriéndome de ganas de
sentir tus manos, de que me toques, de que mes uses, pero solo oigo tu voz y
siento tu mirada, son mis manos las que me acarician. Me miras, te miro.
Intento provocarte un poco con la mirada, con una sonrisa,… para que te
levantes y vengas, pero no funciona. De ti solo logro sacarte ordenes para que
te entregue todo mi placer, miradas llenas de lujuria y algún que otro azote
doloroso en el sexo. Pero nada más. ¡OH! Como me matan esas sesiones.
En estas sesiones eso es lo
que más me cuesta controlar, quererte y no tenerte.
Y finalmente hay las sesiones públicas. Si las otras las
disfruto pero me ponen nerviosa y en situación. Estas no me disgustan pero…no
sé como describirlo, ¿Las odio?, ¿Me ponen enferma?, ¿Me gustan?...no lo sé,
aún no tengo del todo claro lo que siento con ellas. Lo que si sé es que me
incomodan y aún no las se sobrellevar. Pero por otro lado sé que lo tengo que
hacer. Contradicción. Esta es mi gran definición. Soy la señorita contradicción.
Durante los días junto a mi
Amo, viví dos sesiones de estas. Una a mi llegada y otra en mi regreso. La tarea
consistía en lograr tres orgasmos durante el viaje en coche de ida y dos
durante el viaje de vuelta. Hasta aquí no habría ningún problema, si no fuera
que el coche era conducido por una tercera persona, que sabe muy bien que tipo
de relación tenemos mi Amo y yo, pero eso no deja que yo no me sienta menos
cohibida el tener que realizar este tipo de sesiones. Por supuesto que las
disfruto, y saber que mi Amo también aumenta esta sensación, pero mientras dura
la experiencia no puedo dejar de pensar: “por favor que no se gire”, “por favor
que no me hable”,…porque claro entre que yo ya estoy nerviosa por la tarea, y
encima tener que controlar mis gemidos, ya si me habla y la tengo que responder
con la voz entre cortada…
Pero como todas, con mas o
menos éxitos logro resolver la tarea y llevarla hasta al final, pero estas son
las que mas me cuestan, las que aun me ponen en situación de “joder…no me pidas
eso” (este es nuestro secreto, no se lo digas a mi Amo).
En definitiva fueron unos días
llenos de retos que logre superar con éxito. Llenos de grandes emociones
vividas que al poder hablar, escribir y expresar me ayudaban a relajarme, pero
no sin antes dejar salir toda la emoción vivida y contenida en lagrimas. Estoy
creciendo y eso me gusta.
Asi que como siempre…muchas
gracias por todo.
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