Llevo algunos días, por no decir meses, sin dar señales
de vida. No, no ha pasado nada. No ha cambiado nada, simplemente el verano
termino, volví a la vida laboral y se termino el tiempo libre para dedicarme al
blog. Pero ya estoy aquí y con noticias relativamente frescas.
Hace un tiempo puede volver a compartir unos días con mi
Amo. Uno al lado del otro, viéndolo, sintiéndolo, entregándome a él para su
gusto y placer. Al principio parecía un sueño, después de tanto tiempo, separados el uno del otro. Pero ese sueño al
final se hizo realidad. Así que durante una semana vivimos los días más
intensos de nuestras vidas. Entre excursión y excursión hubo distintas
sesiones, unas más intensas, siempre según mi punto de vista, que otras. Así
que voy a intentar explicar aquellas que fueron más significativas, aunque
todas lo fueron. Desde la sesión de bienvenida a la de despedida.
RODEADOS DE
NATURALEZA
Nos levantamos temprano y nos dirigimos a la visita de un
lago. Tan punto pusimos los pies en el suelo bajando del coche, sentí la voz
profunda de mi Amo detrás de mí, aquella voz que me activa y me avisa que
estamos en sesión, dónde debe salir la sumisa que llevo dentro y esconder mi
lado rebelde. Hoy te azotare en medio del
bosque, agarrada a un árbol.” Sentir la frase me puso en alerta. Durante la
excursión de ida, estuve pendiente de ti en todo momento, esperando que llegara
el momento, pero las horas iban transcurriendo y la palabra clave no llegaba.
La tensión iba subiendo, no podía dejar de pensar: ¿Cuándo sucederá? ¿Sera
ahora que nos hemos parado? Pero no. Así que poco a poco me fui olvidando y
relajando, empezaba a disfrutar del paisaje hasta empecé a pensar que te habías
olvidado.
Empezamos el camino de vuelta y no ha sucedido nada, nos
cruzamos a dos excursionistas más, verlos me pone nerviosa y me vuelve a pasar
por la cabeza la información que me has dado. ¿Lo hará ahora? No, por favor,
los excursionistas pueden dar la vuelta y vernos u oírnos. No, no lo hará. Me
dijo para convencerme que se ha olvidado del todo. Por un lado siento alivio,
por otro me siento un poco decepcionada. Mezcla de sensaciones. Un poco de
frustración y un poco de enfado. ¿Por qué diablos me ha dicho esto, si no
pensaba hacerlo? Solo puedo encontrar una respuesta. Quería tenerme en tensión
y pendiente de él.
De repente, cuando sigo un poco frustrada por desear
sentir tus manos encima del cuerpo que te pertenece y como si me hubieras leído
la mente, llega la frase: “En posición.
Bájate los pantalones, agárrate a este árbol, voy a azotarte.” Se me dibuja
una sonrisa de felicidad, una sonrisa picara, y se me escapa un suspiro de
alivio. ¿Lo habrá escuchado? No lo sé y no importa. Sin dudarlo me dirijo al
árbol, me bajo los pantalones y me pongo en posición. ¿Con que me azotara? Se
me pasa por la cabeza que puede que coja una rama de árbol, siento un poco de
miedo, es una sensación desconocida. Después pienso que lo hará con las manos,
o puede que con el cinturón. Estoy concentrada en estos pensamientos y no estoy
atenta con sus movimientos. Anhelo sus manos, anhelo su cinturón, lo anhelo
todo de él. Han entrado en acción los nervios, la falta de control, la
posibilidad que aparezca alguien. Pero aparto todas estas pequeñas dudas y me
concentro en mi labor.
Con los pantalones bajados, siento como el aire fresco va
enfriando mucho más la zona, de repente escucho como te desabrochas el cinturón
y todas mis incógnitas desparecen. Estoy tranquila, los azotes con el cinturón
los controlo cada vez mejor. Pero no contaba con el frio. Oh dios, fueron seis
azotes, pero fueron los seis azotes más dolorosos, procesados y vividos en todo
este tiempo, sin tener en cuenta los primeros. No lo puede evitar, y las lágrimas
empezaron a salir. Dolor, placer. Quiero que pare pero a la vez que siga.
Siento la zona caliente, y seguro que esta con el color que tanto nos gusta.
Los azotes han parado, necesito mi tiempo para cubrirme. El aire frío relaja un
poco la zona y sé que el roce directo de los pantalones me recordara lo vivido
y a la vez será doloroso también. Así que, aunque tengo ganas de vestirme para
sentirme tranquila a si viene alguien, alargo un poco el momento para retrasar
el momento de sentir el pantalón directamente sobre el culo.
Sin tiempo a reaccionar mucho, deseando unas manos frías
y suaves masajeando la zona, llega una nueva orden “bájate los pantalones y dame un orgasmo con doble penetración” Empiezo
a llevar a cabo la orden, estoy tensa y no me dejo ir. Mi Amo lo nota y me hace
repetir la tarea, hasta que logra que me centre con mi obligación. Así que me
dejo ir y le entrego a mi Amo un doble orgasmo de cine.
Ha sido una nueva experiencia, en medio del bosque. Por
mi cabeza pasan varios pensamientos. Buenos y menos buenos. Necesito mi tiempo
para procesarlo y espero que no vengan las preguntas de rigor. Me gusta que se
interese para saber cómo lo he vivido, pero a veces necesito que pase un tiempo
y porque a veces, tengo un poco de miedo de decir algo que no toque o no te
guste. Sé que es importante la comunicación, pero a veces no sé si hablo más de
lo debido. Pero la pregunta no tarda en llegar. No sé cómo empezar, me siento
vergonzosa. “Venga, va. Dime. ¿Cómo lo
has vivido?” Empiezo a hablar, poco a poco voy relajándome y voy
sincerándome con seguridad, lloro un poco y veo que todo está bien. Que estas
orgulloso de mí. Que no te he decepcionado. En definitiva fue una sesión
intensa, distinta llena de tensiones, relajaciones, buen ambiente y
espectadores de lujo. Tu, Amo, y todos los arboles y pájaros de nuestro
alrededor. Así que gracias por este momento.
Ya estoy deseando que llegue otra oportunidad como esa
para seguir experimentando e interiorizado esa nueva experiencia.
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