Pàgines

dijous, 12 de febrer del 2015

MOSTRANDOME

Mi Amo siempre me dice: tu estado natural frente a mi es estar completamente desnuda. Llegar hasta este punto, no ha sido fácil. Ha habido un antes y un después. Ha habido un largo camino, mucha paciencia y muchos mimos, o como se dice en lenguaje BDSM, mucho aftercare (cuidado posterior).
Una vez superado ese largo camino, e ir paso a paso, subiendo un peldaño tras otro en su debido tiempo, soy capaz de mostrarme como dios me trajo al mundo, a mi Amo. Ahora, cuando estoy frente a él, me siento cómoda y segura. No negare que me gusta pasearme ligera de ropa frente mi Amo. Contoneando la cintura provocativamente. ¿Funciona? No creo, pero me gusta pensar que sí. Me gusta pensar que cuando lo hago mi Amo me mira y me observa gustoso y deseoso. Pero aún así, hay momentos que logra sorprenderme y ponerme nerviosa. Y eso sucede, cuando me encuentro sentada tranquilamente sumergida en mis pensamientos, cuando no espero que suceda nada y de repente…muéstrame ese coño.

Toca reaccionar y sin dudar, abrir bien las piernas, abrir bien el coño y mostrárselo. En un primer momento estoy un poco nerviosilla, con sonrisa tonta y sin saber dónde mirar. Intento no mirar a mi Amo, aunque parezca que no me mira, sé que me está observando y eso me altera un poco más. En la última ocasión, en la que me mostré a mi Amo, era invierno, notaba como el frío iba invadiendo el cuerpo, notaba como el clítoris iba reaccionando, no solo al frío, sino también a su mirada. Es en ese momento cuando mi deseo va subiendo y voy necesitando que me uses. Así que entre los nervios de la situación y los nervios de deseo, voy centrándome poco a poco, voy evadiéndome de la situación y todo va volviendo a su sitio. De esa forma me invade la tranquilidad y mi seguridad. Es en este momento cuando, puede pasar el tiempo, rápido o lento, segundos o minutos, que estoy feliz y satisfecha de mostrarme a mi Amo, sin barreras ni tabúes. Y sin preocuparme de lo que pasara o no después.
Pero llegamos al segundo nivel. Ya no solo se trataba de mostrarme a ti, sino también mostrarme a unos cuantos espectadores anónimos, los vecinos. Ya sean los tuyos o los míos. La primera vez que llego la orden me dejo en xoc. Tuve que leer varias veces la orden, para interiorizarla y realizarla con total seguridad, entrega y satisfacción. Al principio solo era ponerme frente la ventana, completamente desnuda y mostrarme. Una vez superado este eslabón, llegó el momento de ofrecer a los espectadores, algo más que mi cuerpo. Llego el momento de ofrecerles mi placer para su disfrute. Estoy feliz de haber sido capaz de llegar al punto que estamos ahora.
Durante los últimos días que estuve junto a mi Amo, me mostro a nuestros espectadores anónimos. En aquellos días me mostré a ellos y les fui entregando, a mi Amo también, orgasmos increíbles. Hubo varias ocasiones, en algunas, sola pero contigo observando y en otras, junto a ti.

En las primeras ocasiones, me dirigí a la ventana, con seguridad y confianza, pero una vez frente a ella no podía dejar de mirar hacia a un lado y hacia a otro, para detectar posibles espectadores, darme cuenta que no hay nadie o que yo no lo veo y poder llevar a cabo la tarea con más tranquilidad. En otra ocasión, una vez frente la ventana, mostré al mundo mi parte más íntima, completamente abierta para ellos. En un primer momento con los ojos cerrados, sin dejar de acariciarme, y para poco a poco, abrirlos con la respiración más relajada y poder ver y disfrutar de los ojos que me miraban a mí también. En esta ocasión, me pregunte: ¿Es otro tipo de humillación? Seguramente. Pero me sorprendí a mí misma disfrutando del momento, controlando la situación y no sintiéndome angustiada. Sino cómoda y tranquila. Y supongo que esto es a consecuencia, de que siempre me ha gustado imaginarme que siempre ha habido observadores, que me gusta sentirme observada, y aunque, es cierto que no sabemos si están, cabe la posibilidad, aunque sea mínima.

¿Qué en que ocasión disfrute más? Sin ninguna duda, en las ocasiones que mi Amo me mostro al mundo. En la ocasión en que estaba junto a mí, acariciándome, penetrándome,…usándome para que entregara el cuerpo y el placer a nuestros espectadores. Hoy puedo decir, que me gusta que mi Amo quiera mostrarme al mundo, para que vean mi entrega hacia él, para que puedan disfrutar sin tocar. ¿Miedo? ¡No!, seguridad, placer, locura y tranquilidad. Porque no tenemos nada que esconder.
Si, si, parece una contradicción ese post con unos de los anteriores, titulado…humillación. Soy consciente de ello. Intento buscar y encontrar una explicación, pero por más vueltas que le dé al tema, no la encuentro. Supongo que esta situación no la relaciono con algo del pasado y supongo que este hecho influye positivamente en estas situaciones, sesiones o tareas.

Lo que sí sé, es que cuando algo no sale como yo esperaba, tenéis que recordar que soy muy dura conmigo misma y siempre quiero hacer las cosas bien, me vengo a bajo y empiezo yo misma a autocastigarme mentalmente, cuando mi Amo, nunca me ha reprochado nada y siempre, siempre, después de una sesión o tarea, haya ido bien o mal, han habidos cuidados posteriores, aftercare (sí, me ha gustado esta palabra que he descubierto en el blog aprendiendo sumisión, escrito por Sir Williams. Así que aprovecho para darle las gracias a entender un poco más nuestro mundo), que me han ayudado a relajarme, a centrarme y sobre todo a volver en mí, bajo o entre sus brazos, con o sin lágrimas, siempre he tenido ese momento, yo le llamo momento mimos y gracias a ellos soy capaz de interiorizar todo lo vivido, dosificar las experiencias y sacar, de todas ellas, la parte positiva.


Porque…aunque no tengamos una relación 24/7, soy tu sumisa, las 24 horas del día, pero nunca dejo de ser yo. No me anulas como persona, y vivo feliz y segura a tu lado. Otra vez más…gracias.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.