Pàgines

dimarts, 10 de febrer del 2015

Y…LLEGO LA PLUMA

El nivel sube al igual que el listón de las tareas, de las sesiones y de mí día a día. Cuando crees que ya empiezas a dominar las tareas con autocontrol, con seguridad y que ya estas preparada para poder hacerlas mucho mejor, llega un nuevo reto.
Hacía tiempo, al menos que yo recuerdo, que no llegaba un instrumento nuevo en mi vida. Y digo instrumento porque tareas nuevas ha habido, os prometo un post con ellas, la tarea de humillación fue una. Pero volvemos al tema que nos ocupa en este post. La pluma. Si me paro a pensar que se puede hacer con una pluma, me vienen en la mente varias ideas: cosquillas, manualidades, disfraces,…, pero ninguna es lo que experimente.
Era un día más, charlando alegremente con mi Amo y compañero de todo y de nada. De repente, como quien no quiere la cosa…busca algo suave. ¿Algo suave?, ¿Ahora?, ¿Qué quera mi Amo?

Con alguna que otra duda y otras preguntas en mi mente que seguro encontrarían la respuesta antes de lo que me imaginara, me pongo a buscar por mi piso algo suave. A vos de pronto, no se me ocurre nada, cuando de repente me acuerdo que tengo una pluma escondida. Así que voy a su busca. Una vez localizada, informo a mi Amo.

Bájate el pantalón, descapucha el clítoris y comienza a acariciarlo muy suave con la pluma, sin apretar. Solo rozarlo. Ninguna caricia más que la pluma.


Tengo que confesaros que cuando escuche la orden y comprendí la tarea, me emocione, me gustaba la idea de sentir el tacto de la pluma, descubrir nuevas sensaciones. Eran agradables, suaves y estimulantes. Pero poco a poco empecé… como escribirlo sin que suene mal, sin que se mal interpreten mis palabras. Cosa muy fácil, ya que está escrito y no podéis saber cómo lo estoy pensando, ni que cara pongo. Pero os diré que mientras intento encontrar la palabra o las palabras, me estoy mordiendo el labio, estoy cerrando los ojos para tele transportarme en el momento, miro fijamente al vacío,… Pero las únicas palabras que me vienen a la cabeza para describir lo que empecé a sentir, son… ¿desesperación?, ¿Odio?, ¿tormento?  Si, si, habéis leído bien. Desesperación porque necesitaba muchísimo más para llegar al clímax, con aquel suave roce no tenía suficiente, pero aún así, un suave cosquilleo subía,  pequeño pero subía. Llevaba ya quince minutos y mi desesperación subía, aquello era un tormento, no lo estaba disfrutando y necesitaba o liberarme o algo más. Así que… 
  • -          ¿Amo puedo correrme?
  • -          No todavía no. Es muy pronto. El tormento tiene que ser suavemente duro.
  • -          Y lo está siendo Amo…- Estaba a punto de gritarle: ¡NO PUEDO MÁS!
  • -          Pues va a durar mucho más, así que relájate y controla.
  • -          De acuerdo Amo – le conteste, aunque aquel momento, y por favor Amo perdóname, te maldecí un poquito.

No podía más, y mi Amo quería que aguantara más. ¿Pero cuánto más? ¿Cinco, diez,… minutos? Pero sabía que tenía que aguantar y superar la tarea. Porque yo puedo, o eso es lo que me dije. Moví la cabeza rápidamente de un lado a otro para sacarme los pensamientos negativos de encima. Cerré los ojos y me centre. No podía perder los nervios. Tenía que controlar. Aunque lo estaba perdiendo y está a punto de pedir tregua, o rendirme, como queréis decirlo, cuando…pasados quince minutos más, treinta en total llego una nueva orden.
  • -          Ahora tienes treinta segundos para correrte solo con la pluma. Sino lo consigues te quedaras sin correrte y te azotaras el coño abierto con el gato.

Vaya en aquel momento mi cara debía de ser un poema. ¿Cómo, que si no lo lograba me quedaría sin correrme? Aquello no pasaría, acababa de vivir una tortura suave y placentera, pero no por eso dejaba de ser una tortura y no me quedaría sin el premio final. Para mí era un premio. Así que cerré los ojos y empecé a contar despacio hasta treinta, mientras intensificaba un poco las caricias, para poder liberar de una vez por todas, aquel tormentoso cosquilleo que bailaba en mi interior. Aquello ya era superior a mí. Quería salir, pero no tenía suficiente, necesitaba más intensidad, más que el simple roce de la pluma. Ya me veía derrotada, cuando…
  • -          Te voy a regalar diez segundos más.

Aquella frase caía del cielo como una maravillosa noticia, estaba a veinte segundos, pero ya me veía fracasando, me quedaban diez segundos y el cosquilleo no estaba encontrando la salida al exterior. De repente, estos diez segundos de más, fueron el guía que necesitaba el orgasmo. Por fin encontró la salida. Y vaya si la encontró, porque cuando salió…lo hizo con fuerza, con brío y con más intensidad de lo que me imaginaba. 

En definitiva una nuevas sensaciones buenísimas pero muy, muy lentas. Ya que las caricias no van al ritmo de las necesidades del cuerpo. Es una tarea de autocontrol, como dice mi Amo. Y como siempre, estoy de acuerdo con él. Porque es el control de la mente para no rendirse a la voluntad del cuerpo. Una tarea que cuando se logra controlar, eso no quiere decir que yo ya la controle, el poder de la mente será más fuerte que el poder del cuerpo, dando así una experiencia llena de sensaciones especiales, únicas y brutales.

Asi que…sí, estoy preparada para volver a jugar con la pluma, para superar esos treinta minutos y que se conviertan en más. Pero como dice el dicho…vísteme despacio que tengo prisa. Porque la paciencia es un grado. Y con ella logramos muchos más avances, muchas más satisfacciones y por lo tanto mucho más placer, entrega, seguridad y confianza.

Una vez más, gracias Amo para enseñarme a descubrir mi cuerpo, tu cuerpo, para poder entregarme a ti en todas las facetas y darte el placer y disfrute que te mereces. 
Simplemente…gracias.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.