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diumenge, 12 d’abril del 2015

EL REENCUENTRO

Ahora hace dos años que mi Amo y yo empezamos nuestra relación. En estos dos años han pasado muchas cosas. Ha habido muchos encuentros, muchas tareas y muchas sesiones. En este tiempo he evolucionado mucho, a mi ritmo y siempre respetado por mi Amo. Siguiendo sus instrucciones, sus órdenes. Subiendo poco a poco el listón, logrando nuevos éxitos y descubriendo nuevas sensaciones. Y creo que la mejor forma de darle las gracias a mi Amo por estos dos años es con esta foto.
feliz aniversario Amo
celebrar estos dos años y porque una vez más teníamos la oportunidad, estuvimos una semana juntos. Una semana donde compartimos grandes momentos, donde hubo sesiones, charlas y nuevas experiencias.

EL REENCUENTRO

Pasaron casi dos meses desde la última vez que estuvimos juntos. Dos meses que al principio, parecía mucho tiempo, que no iban a pasar, y sin darnos cuenta…los días han volado y ya hemos vuelto a estar juntos. Después de un largo viaje, nos hemos reencontrado, que gusto bajar del autobús, caminar hacia a ti y sentir tus labios en mi mejilla. Sí, volvía a estar a tu lado y parecía increíble. Pero era verdad, estábamos juntos de nuevo e íbamos a aprovechar al máximo nuestro reencuentro.
Llegue cansada y seguro que no fui la mejor compañía. Cuando entro en casa ya no me siento una extraña y ya sé lo que tengo que hacer, sin dudas me dirijo a la habitación y lo hago. Poco a poco, me despojo de mi ropa, me pongo la bata y sin abrocharla voy a buscarte. Nada más es necesario para estar en casa. Completamente libre para ti. No os negare que los primeros minutos estaba un poco cohibida ¿Por qué? No tengo una respuesta clara. Y por muchas vueltas que le dé, creo que no la encontraré. Así que respiro profundamente y me dejo llevar.
Mientras me instalo, entras en la habitación, mi corazón se acelera, me pongo nerviosa, sé que puede pasar algo o no. Y no me equivocaba. “Muéstrame este coño” titubeo un poco, pero termino de quitarme los pantalones y lo hago. Bien abierta, bien expuesta, voy observando cómo se va descapuchando el clítoris y como te saluda. Nadie dice nada, no hace falta, tu mirada lo dice todo. Y yo voy situándome, voy tomando más conciencia de dónde estoy. Y tengo que confesar, que me ayuda tener la mañana siguiente para mí. Me va bien para poder familiarizarme, para interiorizar el momento y poder tomar más conciencia, a mi ritmo, de que vuelvo a estar físicamente a tu lado y en tus manos.
Después de cenar me ordenas que me ordeñe las tetas, con un poco de vergüenza, no lo negare, empiezo a ordeñarlas y a torturar los pezones. Que gusto, que alivio. Notaba como una parte del cansancio iba desapareciendo y como el cuerpo iba interiorizando el momento. Con el ordeño, el cuerpo no se activa en placer. No transforma el dolor en placer. Transforma el dolor en liberación de tensiones. Lo relaja y lo estimula. Una pequeña sesión de bienvenida, donde yo miraba al infinito, centrada. Y tú,  Amo, me mirabas y observabas atentamente. Tu voz, dando pequeñas órdenes que provocaban que volviera a mí, al salón, a mi sofá.

Va pasando el rato y nos vamos a la cama. Me quedo frita al instante. Cosas que pasan, pero al cabo de un rato me despierto o me despiertas, no estoy del todo seguro. Solo sé que empiezo a masajearte, a mimarte y a darte cuidados. Al cabo de un rato se giran las tornas. Abro las piernas y mimas un ratito el clítoris. Lo presionas, lo tocas y este empieza a activarse. “Así me gusta, húmeda para mí”. Es tu voz, tus manos, eres tú la que me activa.
Pequeños azotes en las tetas y en una zona casi nueva, pequeños azotes en las ingles, los primeros no son muy fuertes, pero lo siento, lo noto. La ingle no está muy acostumbrada a ellos y aunque no son muy fuertes, duelen. Me pongo tensa. No sé qué harás, no sé si subirás la intensidad e involuntariamente hago la acción de cerrar las piernas. “No cierres, bien abierta, esta es tu posición”. Vuelvo abrir e intento avanzarme a lo que sucederá, pero es casi imposible. No sé si azotaras a la ingle o al coño. No sé si acariciaras con presión para que el clítoris vaya saliendo. Así que, aunque el cuerpo empieza a temblar, involuntariamente, de placer y tensión cierro los ojos y me dejo llevar. Siento tu mano… ¡zas! Otro pequeño azote en la ingle. Dejo salir un pequeño grito. Siento tu mano mimando el coño, me dejo llevar y…me duermo.
Pasado un tiempo, seguramente mucho, me despierto de golpe y pienso ¡Mierda! Me he dormido. Susurro un lo siento Amo. Y vuelvo a cerrar los ojos con la sensación de haber metido la pata. ¿Lo he hecho? No lo sabré hasta que llegue la mañana. Pero espero que no. Y por suerte la mía, no la metí.
Ya era una realidad, de nuevo estaba junto a ti Amo. En vivo y en directo y dispuesta a entregarme a ti en cuerpo y alma.
Ahora llega el momento de empezar a contar todas las cosas y sesiones vividas. Poco a poco las iré publicando para poder compartirlas con vosotros. Y poder agradecerle a mi Amo todos los días compartidos y vividos juntos. Muchísimas gracias por todo.

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