Ahora hace dos
años que mi Amo y yo empezamos nuestra relación. En estos dos años han pasado
muchas cosas. Ha habido muchos encuentros, muchas tareas y muchas sesiones. En
este tiempo he evolucionado mucho, a mi ritmo y siempre respetado por mi Amo.
Siguiendo sus instrucciones, sus órdenes. Subiendo poco a poco el listón,
logrando nuevos éxitos y descubriendo nuevas sensaciones. Y creo que la mejor
forma de darle las gracias a mi Amo por estos dos años es con esta foto.
feliz aniversario Amo |
celebrar estos
dos años y porque una vez más teníamos la oportunidad, estuvimos una semana
juntos. Una semana donde compartimos grandes momentos, donde hubo sesiones,
charlas y nuevas experiencias.
EL REENCUENTRO
Pasaron casi
dos meses desde la última vez que estuvimos juntos. Dos meses que al principio,
parecía mucho tiempo, que no iban a pasar, y sin darnos cuenta…los días han
volado y ya hemos vuelto a estar juntos. Después de un largo viaje, nos hemos
reencontrado, que gusto bajar del autobús, caminar hacia a ti y sentir tus
labios en mi mejilla. Sí, volvía a estar a tu lado y parecía increíble. Pero era
verdad, estábamos juntos de nuevo e íbamos a aprovechar al máximo nuestro
reencuentro.
Llegue cansada
y seguro que no fui la mejor compañía. Cuando entro en casa ya no me siento una
extraña y ya sé lo que tengo que hacer, sin dudas me dirijo a la habitación y
lo hago. Poco a poco, me despojo de mi ropa, me pongo la bata y sin abrocharla
voy a buscarte. Nada más es necesario para estar en casa. Completamente libre
para ti. No os negare que los primeros minutos estaba un poco cohibida ¿Por qué?
No tengo una respuesta clara. Y por muchas vueltas que le dé, creo que no la encontraré.
Así que respiro profundamente y me dejo llevar.
Mientras me instalo,
entras en la habitación, mi corazón se acelera, me pongo nerviosa, sé que puede
pasar algo o no. Y no me equivocaba. “Muéstrame
este coño” titubeo un poco, pero termino de quitarme los pantalones y lo
hago. Bien abierta, bien expuesta, voy observando cómo se va descapuchando el clítoris
y como te saluda. Nadie dice nada, no hace falta, tu mirada lo dice todo. Y yo
voy situándome, voy tomando más conciencia de dónde estoy. Y tengo que
confesar, que me ayuda tener la mañana siguiente para mí. Me va bien para poder
familiarizarme, para interiorizar el momento y poder tomar más conciencia, a mi
ritmo, de que vuelvo a estar físicamente a tu lado y en tus manos.
Después de
cenar me ordenas que me ordeñe las tetas, con un poco de vergüenza, no lo
negare, empiezo a ordeñarlas y a torturar los pezones. Que gusto, que alivio. Notaba
como una parte del cansancio iba desapareciendo y como el cuerpo iba
interiorizando el momento. Con el ordeño, el cuerpo no se activa en placer. No transforma
el dolor en placer. Transforma el dolor en liberación de tensiones. Lo relaja y
lo estimula. Una pequeña sesión de bienvenida, donde yo miraba al infinito,
centrada. Y tú, Amo, me mirabas y
observabas atentamente. Tu voz, dando pequeñas órdenes que provocaban que
volviera a mí, al salón, a mi sofá.
Va pasando el
rato y nos vamos a la cama. Me quedo frita al instante. Cosas que pasan, pero
al cabo de un rato me despierto o me despiertas, no estoy del todo seguro. Solo
sé que empiezo a masajearte, a mimarte y a darte cuidados. Al cabo de un rato
se giran las tornas. Abro las piernas y mimas un ratito el clítoris. Lo presionas,
lo tocas y este empieza a activarse. “Así
me gusta, húmeda para mí”. Es tu voz, tus manos, eres tú la que me activa.
Pequeños azotes
en las tetas y en una zona casi nueva, pequeños azotes en las ingles, los
primeros no son muy fuertes, pero lo siento, lo noto. La ingle no está muy
acostumbrada a ellos y aunque no son muy fuertes, duelen. Me pongo tensa. No sé
qué harás, no sé si subirás la intensidad e involuntariamente hago la acción de
cerrar las piernas. “No cierres, bien
abierta, esta es tu posición”. Vuelvo abrir e intento avanzarme a lo que
sucederá, pero es casi imposible. No sé si azotaras a la ingle o al coño. No sé
si acariciaras con presión para que el clítoris vaya saliendo. Así que, aunque
el cuerpo empieza a temblar, involuntariamente, de placer y tensión cierro los
ojos y me dejo llevar. Siento tu mano… ¡zas! Otro pequeño azote en la ingle. Dejo
salir un pequeño grito. Siento tu mano mimando el coño, me dejo llevar y…me
duermo.
Pasado un
tiempo, seguramente mucho, me despierto de golpe y pienso ¡Mierda! Me he dormido.
Susurro un lo siento Amo. Y vuelvo a cerrar los ojos con la sensación de haber
metido la pata. ¿Lo he hecho? No lo sabré hasta que llegue la mañana. Pero espero
que no. Y por suerte la mía, no la metí.
Ya era una
realidad, de nuevo estaba junto a ti Amo. En vivo y en directo y dispuesta a
entregarme a ti en cuerpo y alma.
Ahora llega el momento
de empezar a contar todas las cosas y sesiones vividas. Poco a poco las iré
publicando para poder compartirlas con vosotros. Y poder agradecerle a mi Amo
todos los días compartidos y vividos juntos. Muchísimas gracias por todo.
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