Una de las
sesiones que más me gustan, son las sesiones de noche. Las de antes de ir a
dormir. Me gustan mucho, sobretodo, por como empiezan y por como acaban. Eso no
quiere decir que lo que sucede en medio no sea increíble. Pero estas sesiones,
me gustan especialmente, como ya he dicho por el inicio y por el final.
Empiezan
suavemente, unas manos grandes y suaves van trepando por el culo, espalda,
tetas, barriga y…coño. Es como si pequeñas hormigas recorrieran el cuerpo,
despacio, estudiándolo y buscando el botón de la activación. Lo recorren sin
prisa pero sin pausa. Explorando el terreno. Algunas veces esas manos se
detienen en el pecho y empiezan a analizarlos con más profundidad, a
acariciarlos, a estrujarlos. Esas manos, juegan con los pezones, los pellizcan,
los retuercen con fuerza, los golpetean, los aprieta, tiran de ellos. De suave
a fuerte. Cada vez con más intensidad. Dando lugar al placer a través del dolor
controlado. Y yo, involuntariamente, pido más, susurrando, como si quisiera que
mi Amo no me oyera, pero me oye.
Amo…más
fuerte…por favor. Es arriesgado, lo sé. Frente a esta petición puede haber
dos reacciones.
La primera…
¡zas! Aquí mando yo. Tú no pides. Simplemente obedeces.
La segunda… ¿Así,
perrita? ¿Te gusta que apriete fuerte? Oh sí Amo. En estas ocasiones el cuerpo se activa mucho más,
empiezan los movimientos involuntarios, la espada se curva para buscar más
acercamiento a la mano torturadora de placer, buscando el roce con algo para
ayudar a liberar el placer que va subiendo en forma de orgasmo.
Poco a poco,
esas manos van caminando a otro lugar a explorar, bajan lentamente hasta el
monte de venus, o también conocido, como el coño. Lo explora con mucha
precisión, sin dejar una zona para explorar,
para darse cuenta que está húmedo, muy húmedo. Que con aquellas caricias
se va humedeciendo mucho más y como, el cuerpo,
va buscando un roce más profundo para explotar. Aquí empiezan las
maniobras torturadoras. Yo, solo deseo explotar para entregarle a mi Amo el
placer que se va acumulando. Pero tú, Amo, tienes ganas de jugar, de torturar,
de comprobar mi resistencia y juegas. Juegas con el clítoris resbaladizo.
Introduces tus dedos con profundidad en esta cavidad que te pertenece. Y, yo, tu
sumisa, se va volviendo loca bajos tus efectos. No podre más, necesito
liberarme, pero no me dejas, tengo que aguantar. El cuerpo empieza a temblar,
la voz no me sale, no tengo fuerzas ni para suplicarte. Por favor Amo, susurro. Y en algún momento… ¡córrete para mi Puta! Y
por fin me libero y te lo entrego todo y más.
En otras
ocasiones, las manos no se detienen hasta llegar al coño. Otro botón de
activación. Esas manos mágicas empiezan con pequeños pellizcos, de arriba
abajo. Lentamente se van acercando al clítoris y cuando han logrado
cazarlo…empieza otro tipo de tortura, un poco más agradable. Pellizcos de más a
menos intensidad, retorcimientos de menos a más largos. Suaves caricias para
relajarlo y humedecerlo con mis jugos. Todas esas maniobras provocan sentir
como el clítoris se va descapuchando como una flor, y como va creciendo y
creciendo. Como sale de su caparazón para facilitarte el exceso a él. Notando
como el placer se va acumulando y en algún momento, con tu permiso y con tu,
Amo, lo deseas, el placer que se ha acumulado se libera con una gran explosión
final.
Estos
preliminares, son menos o más largas según tu deseo, pero siempre son
especiales. Es un inicio suave y tierno. ¿Quién dice que el BDSM no puede ser
suave y tierno por un lado y por otro doloroso y placentero?
Algunas veces,
no muchas, la explosión no llega. ¿Por qué? No lo sé, pero puede haber varias
razones:
- Puede ser porque mi Amo así lo ha decidido
- O porque he perdido la oportunidad.
Por regla
general, si no exploto es por la primera razón, y que me nieguen el orgasmo me
enfada, pero lo controlo y ya lo proceso mucho mejor, tengo que confesar, que
por mi suerte son pocas las ocasión de negación al orgasmo, y por eso des de
aquí te lo agradezco una vez más Amo. Muchísimas gracias Amo. Cuando se da esta
razón, respiro hondo, lo proceso y acato sin rechistar. Pero…pero cuando el
orgasmo lo he perdido por mi culpa, por no haberlo logrado cuando se me ha dado
la oportunidad y la orden,…eso no me enfada, eso me fastidia, me cabrea,…utilizaría
diferentes términos y cada cual mucho pero. Porque una cosa es cuando mi Amo lo
decide, pero otra muy diferente es cuando lo pierdo por mi culpa. Por no haber
puesto todo mi empeño y haberme quedado en el umbral.
Cada sesión,
tarea, es una lección y un aprendizaje. Y cada día se aprende algo nuevo, que
nos ayuda a progresar a mejor, a seguir en mi doma, en nuestra relación, y
porque no decirlo, a conocernos un poco más. Porque con explosión o sin ella,
cada sesión es única y un buen aprendizaje. Y con explosión o sin ella, los
finales de estas sesiones siempre son un caramelo. Un fuerte abrazo largo y
tierno, mientras yo, libero la tensión acumulada, a través de lágrimas,
lágrimas de emoción o de impotencia. Por siempre, terminamos en abrazos y
caricias suaves y relajantes, que me ayudan a volver en mí, para poder
descansar mucho mejor. Feliz y orgullosa. Nos despedimos con un beso tierno y
un hasta mañana Amo. Cerramos los ojos abrazados, hasta que nos damos la vuelta
y dejamos que el cansancio y la satisfacción nos invade y nos quedemos fritas
para el día siguiente amanecer con las sesiones de…¡buenos días puta, en posición!
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada
Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.