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dissabte, 28 de setembre del 2013

AZOTES

Hace tiempo os prometí un post que hablara de las sesiones de azotes. Llega un poco tarde pero por fin llega.
Aún me sorprende los cambios que he vivido hacia ellos. De no querer saber nada, por miedo, desconocimiento,... a desearlos. Son dos sentimientos completamente opuestos pero con el tiempo algo que se desconoces al final te puede acabar gustando. Pues esto es lo que me pasa a mi con ellos.

Antes solo con oír la palabra azotes me asustaba y me llevaba malos recuerdos, recuerdo de cuando era una niña. No es que me azotaran mucho pero algún que otro cachete en la cara o en el culo me había llevado. Pero eso ya es agua pasada, y ahora deseo sentir la mano de mi Amo, la pala, la fusta o el gato de colas encima de mi piel azotándome.
La parte más difícil de todo era auto azotarme, ahora soy capaz de llegar hasta los 110 y logran que me humedezca, hasta en alguna ocasión he estado al limite de llegar al orgasmo, pero de momento no lo logro. Pero estoy convencida que con el tiempo lograre alcanzar el reto.

Cuando realizo una sesión de azotes me gusta empezar suave, para acostumbrarme a ellos y poco a poco ir subiendo la intensidad, hasta el punto que con la pala me quede el culo marcado, uno bonitos cardenales, que la primera vez que aparecieron me maldecí un poco, por haber sido tan bruta, pero al cabo de un rato me gustaba mirarlos y recordar lo que había sido capaz de realizar.
Si, durante unos días es difícil sentarse sin sentir dolor, pero a la vez cada vez que lo sientes te viene a la mente lo vivido y te hace sentir orgullosa de ti. Es una marca que nadie sabe que es, y debes procurar que nadie te la vea, pero tu y tu Amo saben lo que son y te hace sentir feliz de poder presumir de aquellas marcas y lucirlas con mucho orgullo.

La ultima vez, lucí las marcas durante una semana y pico, los primeros días cada roce, cada movimiento dolía y me hacia recordar la sesión de azotes que realice para mi Amo, pero al cabo de unos días tenia que ponerme frente al espejo para poder verlas y volver a sentirme orgullosa de ellas. Tengo que confesar que lo que más me gusta de después de una sesión de azotes, es sentir las dulces caricias de mi Amo para relajar la zona. Pero a veces la sesión es sin él a mi lado y me toca a mi mimarme, me gusta el momento de ponerme la crema e imaginar que son sus manos quien da el masaje en la zona. Es un gran momento y estoy de feliz de llegar hasta dónde estoy llegando.

Con paciencia y realizando un paso detrás de otro se puede llegar mucho más lejos que si se tiene prisa y no se valorar lo que se tiene.