Hace algún tiempo os conté que
durante las duchas había una tarea incluida, esa tarea concisita en estimular
mi ano mediante la penetración anal de tres dedos e intentar llegar al orgasmo.
Llegado el punto en que la tarea estaba más que superada, mi Amo decidió, y con
buen criterio, complicarla un poco aumentando la intensidad de las duchas.
Frente las novedades soy una
miedosa, antes de saber los cambios mi cabeza ya empieza a dar vueltas, a
preguntarse si seré capaz de llevarlo a cabo, si lograre superar el reto, si mi
Amo se sentirá orgullosa de mi,… dudas que transmito a mi Amo, pero que yo
misma me respondo con un…
Así que una vez relajada y
convencida de que seré capaz, llega el momento de escuchar los cambios en la
tarea, casi diaria, de la ducha. Hasta nuevo aviso mis duchas se han vuelto más
dolorosas pero a la vez más placenteras. Aunque llegar el placer aún esta
siendo un reto difícil de lograr, porque es un placer pequeñito sé que con el
tiempo este placer aumentara, igual que mi resistencia al dolor.
Desde hace un par de semanas,
cuando me ducho, a parte de realizar la tarea de la estimulación anal, tengo
que ducharme con pinzas en los pechos y en los labios del sexo. En este tiempo
ha habido una evolución bastante positiva, creo yo. La primera vez fui incapaz
de terminar la ducha con todas las pinzas. A los cinco minutos, o quizás menos,
tuve que quitarme las pinzas de los pechos, aquello era insoportable, y sin
dudarlo, pero con un poco de miedo por lo que me pudiera decir mi Amo, me las
quite.
Después de esta experiencia no
me vine a bajo, mi Amo me ayudo a comprender porque no había ido del todo bien,
me relajo y me animo a seguir probando, y evidentemente eso hice. Así, que la
segunda vez logre aguantar hasta el primer lavado, y la tercera logre terminar
todo la ducha,… aunque aún duele bastante, logro centrarme en el placer e
intentar gozar del dolor y sentir como reacciona el cuerpo. Llegado a este
punto, pude descubrir que todo mi cuerpo reacciona, la penetración anal es más
placentera y que los orgasmos que eran pequeños, lo siguen siendo pero más
intensos.
Día tras día voy disfrutando más
de mi nueva tarea, hasta deseo que llegue el día de ducha para jugar con el
cuerpo y entregarle a mi Amo, el placer que llevo a dentro para él.
La última ducha, improvise un
poco. Al terminar de ducharme y después de quitarme las pinzas, que os puedo
asegurar que pasado el tiempo, duele más quitarlas que llevarlas, tuve la
necesidad de volver a ponerme debajo del chorro de agua caliente para
relajarme, me sentía muy nerviosa, había sido una ducha bastante intensa y…madre
mía…cuando el chorro de agua choco contra los pechos aún doloridos y con las
bonitas marcas de las pinzas…fue genial. Una sensación de dolor suave pero que
provoca que todas las terminaciones nerviosas reaccionen y recuerdes la gran
experiencias que acaba de vivir. Fue un momento mágico, relajante pero a la vez
muy estimulante.
Aquel día experimente sin
permiso de mi Amo, cuando se lo explique le gusto mucho lo vivido, y me dio
permiso para seguir experimentado libremente, hasta que él no dijera lo
contrario.
Estoy feliz de poder
compartirlo todo con él, de poder experimentar e ir descubriendo juntos como
reacciono y como evoluciono. Eso me hace preguntar: ¿Algún día llegare a tocar
techo, y todo se terminara?