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dimarts, 1 d’octubre del 2013

Duchas dolorosas y placenteras

Hace algún tiempo os conté que durante las duchas había una tarea incluida, esa tarea concisita en estimular mi ano mediante la penetración anal de tres dedos e intentar llegar al orgasmo. Llegado el punto en que la tarea estaba más que superada, mi Amo decidió, y con buen criterio, complicarla un poco aumentando la intensidad de las duchas.

Frente las novedades soy una miedosa, antes de saber los cambios mi cabeza ya empieza a dar vueltas, a preguntarse si seré capaz de llevarlo a cabo, si lograre superar el reto, si mi Amo se sentirá orgullosa de mi,… dudas que transmito a mi Amo, pero que yo misma me respondo con un…



Así que una vez relajada y convencida de que seré capaz, llega el momento de escuchar los cambios en la tarea, casi diaria, de la ducha. Hasta nuevo aviso mis duchas se han vuelto más dolorosas pero a la vez más placenteras. Aunque llegar el placer aún esta siendo un reto difícil de lograr, porque es un placer pequeñito sé que con el tiempo este placer aumentara, igual que mi resistencia al dolor.
Desde hace un par de semanas, cuando me ducho, a parte de realizar la tarea de la estimulación anal, tengo que ducharme con pinzas en los pechos y en los labios del sexo. En este tiempo ha habido una evolución bastante positiva, creo yo. La primera vez fui incapaz de terminar la ducha con todas las pinzas. A los cinco minutos, o quizás menos, tuve que quitarme las pinzas de los pechos, aquello era insoportable, y sin dudarlo, pero con un poco de miedo por lo que me pudiera decir mi Amo, me las quite.


Después de esta experiencia no me vine a bajo, mi Amo me ayudo a comprender porque no había ido del todo bien, me relajo y me animo a seguir probando, y evidentemente eso hice. Así, que la segunda vez logre aguantar hasta el primer lavado, y la tercera logre terminar todo la ducha,… aunque aún duele bastante, logro centrarme en el placer e intentar gozar del dolor y sentir como reacciona el cuerpo. Llegado a este punto, pude descubrir que todo mi cuerpo reacciona, la penetración anal es más placentera y que los orgasmos que eran pequeños, lo siguen siendo pero más intensos.
Día tras día voy disfrutando más de mi nueva tarea, hasta deseo que llegue el día de ducha para jugar con el cuerpo y entregarle a mi Amo, el placer que llevo a dentro para él.
La última ducha, improvise un poco. Al terminar de ducharme y después de quitarme las pinzas, que os puedo asegurar que pasado el tiempo, duele más quitarlas que llevarlas, tuve la necesidad de volver a ponerme debajo del chorro de agua caliente para relajarme, me sentía muy nerviosa, había sido una ducha bastante intensa y…madre mía…cuando el chorro de agua choco contra los pechos aún doloridos y con las bonitas marcas de las pinzas…fue genial. Una sensación de dolor suave pero que provoca que todas las terminaciones nerviosas reaccionen y recuerdes la gran experiencias que acaba de vivir. Fue un momento mágico, relajante pero a la vez muy estimulante.
Aquel día experimente sin permiso de mi Amo, cuando se lo explique le gusto mucho lo vivido, y me dio permiso para seguir experimentado libremente, hasta que él no dijera lo contrario.

Estoy feliz de poder compartirlo todo con él, de poder experimentar e ir descubriendo juntos como reacciono y como evoluciono. Eso me hace preguntar: ¿Algún día llegare a tocar techo, y todo se terminara?