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divendres, 6 de setembre del 2013

Mis tareas

Han pasado varios días des de mi ultima vez que escribí, eso no significa que hasta el día de hoy no haya habido tareas, porque no es así, es la falta de tiempo la que no me permite escribir más de lo que yo quisiera.

Durante estos días ha habido varias tareas, pero me gustaría hablar de dos en concreto: cera y azotes.

En este post os hablare de la cera.

JUGAR CON CERA
Si normalmente me leéis, ya sabéis que jugar con cera es una de mis tareas preferidas. Me gusta sentir en la piel el contraste de caliente y frío, notar como las terminaciones nerviosas se ponen en acción y provocan reacciones que nunca antes había sentido. Ir experimentando nuevas tareas nos permite, a mi Amo y a mi, descubrir juntos como reacciona el cuerpo y como reacciono yo.
Nuestro último gran logro fue una grata sorpresa, al menos para mi. Si, fue doloroso y pensaba que no seria capaz de lograrlo, pero como siempre mi Amo me ayuda a llegar más allá de mis límites y lograr algo que nunca antes hubiera imaginado que fuera capaz de lograr: un orgasmo sin penetración.
Jugar con la cera es una tarea lenta, dolorosa pero muy placentera. Cada gota que cae sobre alguna parte de mi anatomía es una pequeña gota de placer que va creciendo poco a poco. A la vez, podría decir que es como una mini tortura. Sientes como el placer va creciendo, tienes la necesidad de apagar el fuego que se va generando en tu interior, pero no puedes hacer nada, solo puedes seguir jugando con la cera. El dolor va aumentando, empiezas a sentir como se van formando pequeñas lagrimas, el placer va creciendo más lento de lo que necesitas y ¿tu? Luchas.
Luchas contra las ganas de parar con la tarea, llega un momento que no puedes más, o eso es lo que crees. Luchas contra las lagrimas que quieren salir, aunque sabes que son buenas para relajarte y deshogarte y luchas para que el placer que quiere salir encuentre la puerta adecuada. No quieres tirar la toalla, tú Amo te ayuda a que no lo hagas, con dulces palabras de ánimos y presionándote, un poco, para que no pares. Pero cuando crees que ya no puedes más, cuando el cuerpo empieza a flaquear…


Llegas al objetivo con una mezcla de sensaciones: dolor por todo el cuerpo, felicidad por haber logrado el objetivo y cansancio. Sientes que no puedes más, que solo tienes ganas de llorar y de sentir que te reconfortan con un abrazo, con un beso o con una simple frase: fantástico mi sumi, gracias por no dejarte vencer. Eres la mejor.  
¿Y después? Llega el momento de recuperarse, cerrar los ojos, sentir como la cera se va pegando más al cuerpo, como la respiración y el corazón vuelven a su estado normal y como las lagrimas de dolor y felicidad van resbalando por la cara. Todo eso con el fuerte abrazo de tu Amo que te ayuda a volver a ti.
En definitiva una tarea dura pero muy satisfactoria, una tarea que te ha llevado hasta más allá de tus propios limites y que te hace descubrir hasta donde puedes llegar si te lo propones. Los limites los marcamos nosotros, solo es cuestión de querer superarlos…porque si quieres, ¡puedes!