Han pasado varios días des de
mi ultima vez que escribí, eso no significa que hasta el día de hoy no haya
habido tareas, porque no es así, es la falta de tiempo la que no me permite
escribir más de lo que yo quisiera.
Durante estos días ha habido
varias tareas, pero me gustaría hablar de dos en concreto: cera y azotes.
En este post os hablare de la
cera.
JUGAR CON CERA
Si normalmente me leéis, ya
sabéis que jugar con cera es una de mis tareas preferidas. Me gusta sentir en
la piel el contraste de caliente y frío, notar como las terminaciones nerviosas
se ponen en acción y provocan reacciones que nunca antes había sentido. Ir
experimentando nuevas tareas nos permite, a mi Amo y a mi, descubrir juntos
como reacciona el cuerpo y como reacciono yo.
Nuestro último gran logro fue
una grata sorpresa, al menos para mi. Si, fue doloroso y pensaba que no seria
capaz de lograrlo, pero como siempre mi Amo me ayuda a llegar más allá de mis
límites y lograr algo que nunca antes hubiera imaginado que fuera capaz de
lograr: un orgasmo sin penetración.
Jugar con la cera es una tarea
lenta, dolorosa pero muy placentera. Cada gota que cae sobre alguna parte de mi
anatomía es una pequeña gota de placer que va creciendo poco a poco. A la vez, podría
decir que es como una mini tortura. Sientes como el placer va creciendo, tienes
la necesidad de apagar el fuego que se va generando en tu interior, pero no
puedes hacer nada, solo puedes seguir jugando con la cera. El dolor va
aumentando, empiezas a sentir como se van formando pequeñas lagrimas, el placer
va creciendo más lento de lo que necesitas y ¿tu? Luchas.
Luchas contra las ganas de
parar con la tarea, llega un momento que no puedes más, o eso es lo que crees. Luchas
contra las lagrimas que quieren salir, aunque sabes que son buenas para
relajarte y deshogarte y luchas para que el placer que quiere salir encuentre
la puerta adecuada. No quieres tirar la toalla, tú Amo te ayuda a que no lo
hagas, con dulces palabras de ánimos y presionándote, un poco, para que no
pares. Pero cuando crees que ya no puedes más, cuando el cuerpo empieza a
flaquear…
Llegas al objetivo con una
mezcla de sensaciones: dolor por todo el cuerpo, felicidad por haber logrado el
objetivo y cansancio. Sientes que no puedes más, que solo tienes ganas de
llorar y de sentir que te reconfortan con un abrazo, con un beso o con una
simple frase: fantástico mi sumi, gracias
por no dejarte vencer. Eres la mejor.
¿Y después? Llega el momento
de recuperarse, cerrar los ojos, sentir como la cera se va pegando más al
cuerpo, como la respiración y el corazón vuelven a su estado normal y como las
lagrimas de dolor y felicidad van resbalando por la cara. Todo eso con el fuerte
abrazo de tu Amo que te ayuda a volver a ti.
En definitiva una tarea dura
pero muy satisfactoria, una tarea que te ha llevado hasta más allá de tus
propios limites y que te hace descubrir hasta donde puedes llegar si te lo
propones. Los limites los marcamos nosotros, solo es cuestión de querer
superarlos…porque si quieres, ¡puedes!