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dijous, 21 de gener del 2016

FANTASÍA 4

 AMA Y ESCLAVA

Son las 10 de la mañana, no entra nadie en la tienda, estoy muy aburrida, las horas pasan lentamente y ya no sé qué hacer. De repente se abre la puerta y entra ella: morena, pelo largo, de estatura media, ni muy flaca ni muy gorda, seria y con cara de pocos amigos. Cuando entra se respira autoridad, disciplina. A simple vista parece una Ama. Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte? Cállate, nadie te ha dado permiso para hablar, perrita. Tierra trágame, mi mente empieza a funcionar rápidamente, ¿cómo sabe que soy sumisa? ¿Quién es ella para hacerme callar? Entra pisando fuerte y se dirige rápidamente a hablar con mi jefe. Intento escuchar lo que dicen, pero susurran. Voy poniéndome nerviosa. ¿Qué está pasando? ¿De qué hablan? Parece que pronto lo descubriré, porque los dos se dirigen hacia a mí.

Silencio. Mi jefe va directamente hacia la puerta, sin decir nada, cierra la tienda y se va. La mujer, ponemos que se dice Elektra, me mira de arriba abajo. No dice nada, solo cierra los ojos y ambienta la tienda, luz tenue, tira las cortinas negras, pone música relajante y… muy bien putita, vamos a ver qué sabes hacer. Mi esclava no ha sido bueno y necesito que alguien me de placer. Todo el mundo habla bien de ti, así que hoy es mi turno para descubrirlo. No sé qué hacer ni qué decir. Mi jefe se ha ido, pero no sé si tengo permiso de mi Amo para que la Ama Elektra me use. Me quedo quieta, no pienso mover ni un dedo hasta saber qué hacer. Ella esta inmóvil, no mueve ni un pelo, debe de saber lo que estoy pensando. Pasan los minutos, me voy poniendo nerviosa. De repente ella se mueve sin decir nada. Saca la cama escondida y la pone en medio de la tienda. Frente de mí. Se va quitando la ropa poco a poco. Eso me desconcentra, representa que debe de ser la sumisa quien se quite la ropa para que la usen, no ella. De repente suena el teléfono. Hola putita. Es mi Amo. Hola Amo. Frente a ti, si no voy errado, tienes la Ama Elektra, ella está aquí para que le des placer con tu lengua. Y por supuesto tenéis mi permiso. Así que haz que disfrute o serás severamente castigada. ¿Lo has entendido? Si, Amo, lo he entendido. Lo haré lo mejor que pueda, pondré todo mi empeño. Sin decir nada más la conexión telefónica se corta. Mi respiración se agita. Ahora ya sé lo que esperan de mí. ¿Seré capaz? Enfrentarme a una mujer no es fácil, y mucho menos a una Ama. Esa es la parte que peor llevo. Respiro profundamente y…

Muy bien perrita, ya sabes lo que debes hacer. Así que hazlo. Dame placer. Me acerco muy despacio. Elektra esta tumbada en la cama. La miro de arriba abajo, debo darle placer con mi lengua. No lo he hecho nunca, no sé si me gustara, y lo más importante, no sé si lo sabré hacer, pero debo hacerlo. Así que me pongo de rodillas a su lado y empiezo a acariciarla con las manos, para reconocer su cuerpo, descubrir cómo es, disfrutar de su respiración, estoy empezando a disfrutar cuando…Eso no es lo que quiero, puta. Me dice con voz severa cogiéndome del pelo. La miro a los ojos y voy acercando mi boca a la suya. Decido empezar por el principio. ¿Pero es este el principio? Yo creo que sí. Así que cierro los ojos y empiezo a besarla suavemente, recorriendo sus labios carnosos con la punta de mi lengua y luego la introduzco en su boca. Nuestras lenguas empiezan a bailar juntas y noto como su cuerpo empieza a moverse. Eso me anima a seguir adelante, es la señal que estaba esperando. Acto seguido empiezo a recorrer su cuerpo con mi lengua, como si estuviera pintando un cuadro: bajo por su cuello, resiguiendo cada pliegue, cada curva, pero no me detengo. Sigo el camino marcado hasta llegar a sus tetas grandes y firmes. Le quito el sujetador sensualmente para liberarlas, no las toco, solo toco el sujetador, ya que a ella solo la puedo tocar con mi lengua. Una vez liberadas es el momento de mimarlas. Así que le hago lo que me gusta a mí. Empiezo a jugar con sus pezones, primero los lamo suavemente, notando como se van endureciendo dentro de mi boca, después los voy rodeando y sigo la línea de su aureola, grande y rosada. Notando como se va estremeciendo toda ella bajo mi lengua. En este momento empiezo a morderle los pezones, pequeños mordiscos mesclados con suaves lametazos. Y por sorpresa la mía…se le escapa un gemido. ¡Bingo! Voy ganando. Eso me da seguridad a seguir. Pasado un buen rato, mi lengua va bajando hasta llegar a su barriga. Y que barriga, firme y dura, muy apetitosa. Así que empiezo a saborearla, a jugar con su ombligo, a lamerla en círculos de pequeños a grandes, lenta y suavemente, sin perder mi camino. Sé cuál es la siguiente parada, esta es la que más me temía y por fin ha llegado. Intento alargar ese momento, no me resultara difícil y sin ser consiente levanto la cabeza y paro. Miro su coño fijamente, noto como su respiración se acelera, veo como se contonea nerviosa por la próximas sensaciones que le hare vivir, pero…no me siento preparada. ¿A qué esperas, puta?

Su voz me despierta de mis pensamientos. Respiro profundamente, cierro los ojos y…lentamente voy acercando mi lengua en su monte de venus, o dicho de otra forma, en su coño. Cuando estoy muy cerca respiro profundamente…mmm…huele bien, abro los ojos, esta precioso con su color rosado y todo descapuchado. Pequeño, bien depilado y rosado. El clítoris está bien descapuchado y rosado. Parece sensible y palpita ligeramente. Y sus labios…vaya que labios, son gruesos y están bien rojos, se nota que la sangre ha llegado a esa zona. Así que sin dudarlo acerco mi lengua y empiezo a lamerlo suavemente, de arriba abajo, está caliente. Voy moviendo la lengua imaginado que mi Amo me lo hace a mí. Pasado un rato le escupo un poco de saliva, lo mojo y empiezo a soplarle, esa mezcla de sensaciones la hacen estremecer. Cada vez está más excitada y eso me excita a mí. Vuelvo acercar mi lengua y la voy moviendo en cirulos lentos de pequeños a grandes. Acelerando cada vez mis movimientos. Ella empieza a perder el control y yo acelero el ritmo. Noto como tiene la necesidad de explotar y no paro. Quiero que se corra, esa es mi obligación. Vuelvo a repetir los pasos anteriores: pequeños mordiscos, lametazos suaves, pequeños suplidos,… bien puta, sigue así. Quiero más, más rápido. Le hago caso y acelero mis movimientos. Me agarra de la cabeza y la aprieta bien fuerte para que no la quite, yo cojo aire y sigo y sigo,…hasta que… ¡explota! Y que forma tiene de explotar, lo hace intensamente y noto sus fluidos en mi boca. Su sabor es amargo y dulces a la vez. Su olor es fuerte, penétrate, difícil de sacarse de encima. Me gusta su sabor y su olor. Sera difícil de quitarme ese sabor de encima. Me estoy volviendo loca, quiero más. Así que mientras ella recupera la respiración, mi lengua se dirige hacia abajo, baja por las piernas, resiguiendo todos sus rincones, sus pliegues: muslo, entre muslo, rodillas, y así hasta llegar a sus pies. Otra gran parada pero…no soy capaz de controlar, y sin dudar empiezo a masajearlos. Pero no le gusta demasiado, se da la vuelta y…sube más arriba puta. Vuelve hacerme a explotar y ya estaremos. Solo me queda una zona para explorar. Y…allá voy. No esta zona no, esta es solo para mi esclava. Por sorpresa la mía, se vuelve a girar y dirige mi cabeza en sus tetas. Repite el mismo recorrido anterior, lo hace genial y quiero más. Eso me anima y sigo adelante. Repito el mismo recorrido, los mismos pasos, poniendo más cariño, más interés, buscando los movimientos incontrolados de su cuerpo, vuelve a gemir y esta vez no para, son más rápidos y más intensos, me guio por ellos y le doy lo que necesita. Al final termina exhausta y se tumba, me siento feliz y agradecida, me ordena que me tumbe a su lado y empieza a masajear mi cabeza. Muchas gracias puta, tu fama te precede. Ahora descansa. Te queda una cosa por hacer, pero será en breve.
¿Una cosa por hacer? ¿Qué será? Mi Amo solo me dijo darle placer a ella. ¿Qué sorpresa me depara el futuro?   

Va pasando el tiempo…las dos nos vamos relajando, de repente, se abre la puerta y entra otra mujer. Buenas tardes mi Señora. ¿Mi señora? ¿Quién es ella? Es una mujer rubita, delgada, con buena fisonomía, con cara de niña buena, no puedo dejar de mirarla e imaginar cómo debe ser debajo de la ropa. A ti te estábamos esperando. ¿Te acuerdas de lo que ha pasado esta tarde mi perra? Le pregunta Elektra con voz muy severa, una voz que me da un poco de miedo. Si, Señora, me acuerdo y por eso te pido perdón. Con eso no es suficiente, te mereces un buen castigo, y ella será quien te castigue duramente. Así que en posición. Ella no lo duda ni un segundo, se abre el abrigo, no lleva nada y se pone de rodillas con la cabeza agachada. ¿Yo? ¿Castigar? ¿A ella? ¿Pero porque? Me quedo paralizada. No sé qué hacer. Ella no me ha hecho nada a mí, pero si yo no quiero ser castigada, debo hacer lo que me ordena la Ama Elektra.
Voy acercándome poco a poco a la esclava. Paseo por su alrededor para admirarla. Sin ropa es más hermosa. Tiene un buen cuerpo. En su posición solo puedo mirar atentamente su espalda, es firme y ancha, tiene ligeras marcas de ocasiones anteriores, solo verlas me duelen a mí. Bajo mi mirada y llego a su culo, es respigón, pequeño y blanco. A simple vista parece firme. Me gusta lo que veo. Elektra le ordene que levante la cabeza y por fin puedo ver su cara, rasgos finos, ojos achinados, nariz pequeña y labios gruesos, invita a comerlos. Paseando llego de nuevo detrás de su culo y escucho los pasos decisivos de la Ama. Cuando llega a mi lado me ofrece una pequeña maleta con varios juguetes dentro: fusta, cola de gatos, pala, látigo y cinturón. Elige. Y azota fuerte. Dudo, no sé qué escoger, pienso en lo que me duele menos a mí, y voy para coger la cola de gato, pero eso no es lo que desean. Así que voy en busca de la fusta, la agarro fuerte, noto su tacto en mi mano. Cierro los ojos, levanto el brazo, cojo fuerza y… ¡zas! En letra pequeña. No, no, no, pequeña. Así no. Mi esclava se ha portado muy mal, ha sido muy mala. Azota fuerte. Tienes otra oportunidad o te enseñare como me gustan. Vale, vale, relájate y cumple con tu deber, no quieres saber cómo le gustan, porque seguro que son muy intensos. Me concentro, cierro los ojos y… ¡zas! Esta vez sí, ha sido un azote fuerte, me ha dolido a mí. Muy bien, así sí. Se merece por lo menos 100 azotes, 50 y 50, en esta zona. Tiene que llorar. Vuelvo a levantar la mano y… ¡zas! No me gusta, me siento mal. Cuando la fusta pica en su culo suena, eso quiere decir que son fuertes. Pero no paro, voy azotando fuerte  y pausadamente. Contando cinco entre azote y azote. Ya voy por la mitad y no siento sus lágrimas. Por favor, por favor, que empiece a llorar, no quiero azotarla más. Pero yo sigo, cada vez más fuerte, pero nunca sin perder el ritmo establecido. Voy llegando al número establecido y ella sigue aguantado. Su culo esta rojo, muy rojo, y las marcas van apareciendo. De repente alguien me habla desde detrás, es Ama Elektra, no soy consciente de cuando ha llegado a mi lado. Muy bonito. Pero aún no llora. Escoge otro juguete y azota la espalda. Misma cantidad. En esta ocasión escojo la cola de gato. Y sin dudar empiezo a azotar esa espalda larga, blanca y firme. Los voy repartiendo por toda la zona, poco a poco va cogiendo color, van apareciendo ligeras marcas, seguro que el látigo se marcaria más, pero no le deseo eso. Aunque no sé qué sensaciones ni que marca deja. Empieza a sollozar, le está doliendo y no me extraña, estoy siendo severa. ¡Mierda! Estoy llegado a 100 y no llora. Solo me quedan dos zonas para azotar. Gírate esclava, ofrécele tu coño. Ahora elijo yo el juguete, la azotaras con el cinturón. ¿El cinturón? No por favor, si eso me duele mucho a mí, no quiero azotarla con él. Rezo para que en esta ocasión llore, y lo haga de verdad. ¿Seré capaz de azotarla 50 veces? Me digo que si a mí misma. Yo puedo. Y empiezo, ¡zas! Respiro. Solloza. ¡Zas! Respiro. Solloza. ¡Zas! ¡Zas!. Paro y observo. Su coño está bien rojo, ella aguanta las lágrimas. La miro con compasión. Espero que me entienda. Pero solo sonríe. Y yo sigo. Esta vez un poco más intenso. Sigo la misma rutina. Azote, respirar, escuchar su sollozo. Estos cada vez son más rápidos, y yo sin querer acelero el ritmo de los azotes, sus sollozos me anima a ir más rápido, quiero que se termine esta tortura. Y parece que será pronto, ya no puede controlar las lágrimas, a mí me duele el brazo, y… por fin el bonito sonido de una esclava llorando y suplicando que pare. Queda un azote, levanto el brazo, miro a Ama Elektra…basta ya putita. Lo has hecho muy bien. Puedes vestirte e irte.

Ni lo dudo, me visto rápido, le doy las gracias bien educadamente, li pido perdón a su esclava y salgo corriendo de la tienda. Hace frio, tiemblo y empiezo a llorar desconsoladamente. No sé dónde ir, solo sé que necesito un buen abrazo. Que me calmen. Camino sin rumbo, solo lloro. De repente una voz conocida me llama, me paro me giro, eres tú, es mi Amo. No nos decimos nada, solo me abraza largo y tendido. Poco a poco voy relajándome. Ha sido un día intenso, he vivido dos grandes experiencias, la primera me ha gustado al final, pero la segunda…deseo que no se vuelva a repetir. No me ha gustado nada.

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