Sentada en mi sofá, mirando
por la ventana como las gotas de lluvia lo van decorando. Ver llover me relaja
y mi mente empieza a trabajar. Con los ojos cerrados empecé a recordar las
veces que jugué con la cera. Se me dibujaba la sonrisa tonta en la cara, al
recordarlo y el cuerpo empezaba a reaccionar. Cuando recibí la orden de mi Amo:
este fin de semana quiero una sesión de
cera en las tetas.
Es como si se hubiera tele
transportado en mis pensamientos. Deseosa de volver a jugar con ella, estaba
radiante de felicidad y deseaba que el viernes pasara rápido y por fin llegase
el sábado.
Llegó el sábado, así que me
prepare para empezar, tumbada en mi cama, completamente desnuda, no estabas a
mi lado, pero yo te notaba cerca de mi, eras la mano que sostenía las pinzas
que tenia que colocarme en cada pezón. Sabes que usarlas me da miedo, pero no
por eso las dejamos de lado. Tu voz sonaba en mi cabeza, susurrándome dulces
palabras: relájate mi sumi, no dolerá.
Así que dejo salir el aire
lentamente, agarro la pinza y lentamente, sin prisas la coloco encima del pezón.
La presión no es excesiva, de momento, sé que a medida que vaya pasando el
tiempo, esa aumentara, pero me centro en mi Amo y le hago caso, no duele y
puedo. Voy repitiéndome una y otra vez, como si fuera un mantra. Tengo que resistir,
tengo que convertir ese dolor en placer.
Con el primer paso conseguido,
voy a por el segundo. Agarro la vela y la enciendo. Es una vela perfumada, en
un primer momento el olor me sorprende, aunque es mía no me acordaba. El perfume
entre por mi nariz, al respirarlo aumenta mi relajación y me anima a seguir. La
orden es clara, tengo que cubrir las aureolas del pecho y una vez bien
cubiertas, quitar la pinza y cubrir el pezón. Este paso será duro y muy
doloroso, si no puedo soportarlo, tengo el permiso de mi Amo, puedo y debo
parar.
Después de cubrir las dos aureolas, quito la
primera pinza y empiezo a cubrir el pezón, la sensación es buena, mi placer
aumenta y el dolor es muy soportable. Después de este viene el otro, pero por
mi mente se cruza un pensamiento: ¿puede
ser que el dolor no haya sido tan intenso por haber habido tiempo de reposo
entre el cubrir la aureola y el pezón?
No lo sé, así que antes de
quitar la segunda pinza, vuelvo a poner más cera alrededor del pezón, noto como
este va creciendo dentro de la pinza y como lucha para salir, inmediatamente
saco la pinza y empiezo a cubrirlo de cera… y sí, esta vez el dolor es más
intenso, la zona esta más sensible, el placer es mucho mayor, noto como en mi
interior se va generando un pequeño orgasmo, pero mi resistencia es poco, hasta
tengo la sensación de quemarme y paro.
Cierro lo ojos y me relajo…ahora
mismo soy un saco de sensaciones contradictorias. Por un lado estoy orgullosa
de haberlo logrado, pero por otro lado me siento un poco frustrada. Si hubiera resistido
un poco más… rápidamente aparto este pensamiento de mi mente. No pasa nada,
esta vez no ha salido del todo bien, pero tampoco del todo mal, la próxima vez
seguro que llegaras un poco más lejos, eso si hay una próxima vez.
Disfrute de la tarea. Tú no
estaba a mi lado en persona, pero si estaba cercaba de mí. Tú pusiste las
pinzas suave y lentamente. Tú sostenías la vela que iba cubriendo los pechos. Tú
me decías bonitas frases que me ayudaron a llegar hasta al final. En definitiva,
mi Amo, tu estabas a mi lado en todo momento. Gracias por esta nueva
experiencia. ¿Repetimos?
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