Dicen que el ser humano es
aquel que tropieza dos veces con la misma piedra, y que a veces por mucho que
se quiera evitar es casi imposible. Forma parte de nuestra naturaleza.
Y eso es lo que me ha pasado a
mí. Hace cosa de un mes fui castigada por mostrarme dudosa y con inseguridad
frente a una nueva tarea que me proponía mi Amo. Ahora he sido castigada por no
realizar del todo bien una orden y olvidar, un poco, cuales son mis
prioridades. Como he dicho muchas veces, cuando me aplican un correctivo,
generalmente me afecta muchísimo, poco a poco he ido aprendido a canalizar
estos sentimientos para lograr que no me afecten tanto y no seguir pensando en
el correctivo una vez aplicado y realizado.
Con este nuevo correctivo, no
solo me ha ayudado a darme cuenta de mi error y aprender cuales deben ser mis
prioridades, me ha ayudado también a aprender a canalizar los sentimientos de
rabia y fracaso hacia mi misma por haber fallado a mi Amo y por no haber
realizado correctamente la tarea, a canalizar la tristeza, antes cuando recibía
un castigo el mal estar, las lagrimas duraban un tiempo, duraban antes, durante
y después del castigo. Con este correctivo he sabido controlar este
sentimiento. El sentirme mal y seguir con mí día a día con una sonrisa después del
correctivo.
Todo aprendizaje lleva su
tiempo, y aunque este ha tardado un tiempo largo, como dice el dicho: mejor tarde que nunca. Este aprendizaje
no solo lo podré aplicar en mi lado sumiso, sino también en mi lado laboral,
muchos días hay fracasos o intentos fallidos que te los llevas a casa y hacen
que un día en que el sol relucía se convierta en un día largo y nublado y todo
lo veas negativo. Así que después de este largo correctivo, ha durado diez días,
puedo decir que ante un mal momento se llora unos minutos para relajar el
cuerpo y luego se pone la mejor sonrisa para que el día que empezó genial,
termine igual.
Dicho esto, hace dos semanas
me fui de excursión con unas amigas y yo tenia la tarea de entregarle a mi Amo
dos orgasmos durante el camino y una vez realizarlo enviarle un miniblog, para
que el supiera que lo había realizado y como había ido. Solo leer la orden el
cuerpo ya se activo y empezó a generar placer, la tarea no solo me gustaba que sino
me excitaba. Aunque me sentía un poco entre la espada y la pared, si, tengo muy
interiorizada la frase: cuando y dónde
quiera. Pero a día de hoy me sigue poniendo nerviosa, sobretodo si hay
gente a mí alrededor que me puede pillar o ver.
Aún así, llena de excitación y
nervios lleve a cabo mi orden, pero el miniblog no llego al momento adecuado, o
mejor dicho, casi no llega. Aquí tuve mi primer fallo, y esto me llevo al
correctivo. Generalmente es mi Amo quién decide el correctivo, pero esta vez me
lo hizo pensar a mí. Vaya… no estaba yo lo bastante nerviosa por no haber
realizado correctamente la tarea, como para que encima tuviera que pensar en el
correctivo. Mi cabeza empezó a dar vueltas y más vueltas hasta dar con el
correctivo adecuado, o eso creí y se lo propuse. Y le gusto, pero Él lo alargo
un poco, yo le propuse acariciarme hasta generar un orgasmo sin explotar, le
pareció bien pero añadió la cláusula que seria durante siete días.
Madre mía…cuando leí aquello
casi caigo en el suelo y me pongo a llorar, si no hubiera estado acompañada
estoy segura que hubiera sido así. Pero al no estarlo, aguanté las lágrimas y
las ganas de gritar y como hice siempre acepté mi correctivo con orgullo. Aunque
sabia que seria duro y difícil, a la vez estaba convencida que lo lograría. Pero
en cuestión de tres horas o más la volví a liar. El miniblog no llegó, mi Amo
me lo tuvo que pedir y este fallo, hizo que el correctivo se aumentar de siete
a diez días.
Hoy hace cuatro días que
termine el correctivo, han sido diez días muy duros, los primeros fueron más fáciles
de sobrellevar, pero a medida que el cuerpo se iba cargando de placer, que no podía
estallar, solo empezar a acariciarme el orgasmo subía y subía, luchaba con
todas sus fuerzas por salir al exterior y poder entregarlo a mi Amo, pero no me
estaba permitido. Estos días han sido una lucha entre el deseo y el deber, una
lucha contra el desanimo, contra la falta de voluntad y las ganas de no parar. Han
sido diez días de querer y no poder. Pero aunque han sido duros, os puedo
asegurar que he aprendido la lección, y solo deseo no volver a equivocarme en
eso mismo. Y digo en eso mismo, porque estoy convencida que volver a fallar,
porque siempre hay intentos fallidos o errores. Si no los hubiera seriamos
maquinas, y eso aún no ha sucedido.
Este correctivo me ha ayudado
a aprender de mis errores, a darme cuenta que si nos propones algo y ponemos
todo nuestro empeño lo podemos lograr y que los instintos, si se quiere, se
pueden controlar.
Con todo eso, al final de los
diez días llego una gran tarea que compenso, un poco, bueno mucho, porque os
voy a engañar, todos estos días sin poder explotar y entregar mi placer a mi
Amo.
Así que…
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