Pàgines

diumenge, 26 de juliol del 2015

JULIO A TU LADO II

En esta ocasión los amaneceres han sido distintos, pero han estado. Me gusta mucho dormiré y amanecer al lado de mi Amo. Da igual si me usa o no. Me gusta sentir sus manos encima del cuerpo que le pertenece, calmándome y abrazándome cuando lo necesito. Es un todo. Y ese todo, para mí, consiste en lo que tenemos: charlas, abrazos, mimos, entrega, dolor, placer,…todo.

Pero volvemos al título. Los amaneceres. En esta ocasión, como ya he dicho, han sido un poco distintos. Yo creía que no habría por el simple hecho de que se iba a trabajar muy temprano y yo no. Pero una vez más me equivoque y mi Amo me sorprendió. Así es, siempre logra sorprenderme. En esta ocasión son…como decirlo…más rápidos pero siguen siendo intensos. Se giraba, seguro que llevaba rato despierto, yo también, aunque iba cerrando los ojos. Es el reloj interno. Es como si tuviera una alarma que provoca que vaya amaneciendo poco a poco, esperando, pero no sin moverme. Esperando. Volvía a dormiré. Hasta que notaba que te dabas la vuelta y una mano se colaba entre mis piernas. En un primer momento esa mano se está quieta, no hace nada y yo voy reaccionando. Poco a poco iba despertándome, quitándome del estado catatónica en el que me encontraba. Buscaba la entrada trasera y jugaba con ella. De verdad que yo intentaba estarme quieta, pero…no podía, era imposible, soy incapaz. Y con ligeros movimientos iba buscando la penetración, pero no, aquel día no tocaba. Vaya por dios. La frustración empezaba a aparecer, pero yo calladita, dejando que la mano se moviera, que hiciera lo que quisiera. Y me concentraba y me entregaba al máximo tal y como se merece mi Amo. Suaves palabras resacosas salían de nuestras bocas. “Buenos días Amo” “Buenos días puta”. Y dicho eso…empezaban las sesiones matutinas, un dedo, profundo, entraba por la puerta trasera. Yo buscando más profundidad, volviéndome loca y…”Amo… ¿puedo pedirte algo?” “Tu pide, yo decido” “Puede introducir dos dedos” y sin nada más que añadir…de repente se colaba otro dedo en el culo. ¡Guau! Llena, profundidad, dolor, placer,…aquello era una locura, una pérdida de control y llegaba la explosión. Se lo entregaba todo: cuerpo, alma y placer. No me lo podía creer, tenía dos dedos en mi culo, dos dedos que me llenaban, que me usaban y que me gustaban. Había explotado, y había sido intenso. Necesitaba respirar, calmarme, pero…no habíamos terminado, llegaba el momento de la chupona. Tengo que confesar que me gusta esta nueva faceta de mí.  Dedicarte mi tiempo, sin prisas, creyendo que en ese instante mando yo (aunque no es así). Siento como si yo tuviera el poder. Es tu momento y me gusta pensar que te estoy haciendo gozar de forma más directa. Me gusta sentir a mi Amo, escucharlo, notar como crece en mi boca, como los golpes de su polla en mi cara me activan,…no necesito más, no necesito sentir sus manos encima del cuerpo, aunque cuando pellizca los pezones me excito mucho más, solo, en ese momento, necesito hacerle gozar, es mi protagonista en ese momento. Soy yo jugando con tu cuerpo, bajo tus órdenes, pero es mi boca la que te hace templar. Y eso me encanta.

Pero…llega el momento final…de rodillas y con los brazos detrás de la cabeza. Como me cuesta mantener esa posición, no es solo por la incomodidad, también es por la necesidad de tocarte y no poder. Movía los brazos, creo que no me ves, Él no decía nada, pero soy consciente que ha visto que los he sacado. Me agarraba del pelo, intentaba controlarme, me mordía el antebrazo, me cubría la cara, perdía el control y con tu permiso… ¡boooom! Vaya, casi ni me había tocado, pero todo el placer acumulado provocaba una gran explosión. Una vez más, fueron unos amaneceres increíbles.


“No te vayas Amo” te pedía, sabiendo que no era posible. Besos intensos, caricias que me activan y un…”Hasta luego perrita”. Se cerraba la puerta, me tumbaba, me cubría con la sabana y…Hasta luego Amo. Cerraba los ojos con una gran sonrisa hasta que llegara mi hora de salir de la cama.

TAREA DE AZOTES
Nunca creí que me resultaría tan difícil azotarme delante de ti, en vivo y en directo. Algo que hago yo
sola en mi casa o que lo haces tú. Pero esta vez lo hacía yo frente a ti. Sentado en una silla, observándome. En un principio lo viví como una situación fría, no me gusto, estaba incomoda. ¿Humillante? Sí. ¿Era ese el objetivo? No lo sé, pero me sentía como una niña chica que ha hecho algo mal y el adulto la mira con desaprobación por lo que ha hecho. Poco a poco, la vergüenza, la incomodidad,…fueron desapareciendo y dando lugar a una situación de entrega y placer. Azote tras azote en el culo notaba como iba apareciendo el rojo, el escozor y el placer. Deseaba que me miraras y me tocaras. Notaba como iba creciendo mi placer, como iba creciendo el deseo de ser tocada, de ser usada y follada. Paso de una situación fría a una situación intima. ¿Cuántos azotes? Llegue a descontarme, pero creo, que fueron 30 azotes fuertes e intensos en cada lado. Un total de 60, bien repartidos para dar color en toda la zona. Sí, fu un momento raro, tu doblando ropa y yo azotándome. Era como una imagen irreal, que visto des de fuera alguien pensaría “pobrecita, no le hace ni caso”. Sí, fue un pequeño momento humillante que se transformó en intenso y sensual. ¿Se llama crecer a eso?

EL DESPUÉS

Lo bien hecho, dicen, tiene premio. Yo lo puedo confirmar y yo, en esta ocasión, lo tuve. Desnuda frente la ventana, bien expuesta, en un principio escondida tras la cortina, tu mano mala la aparta y quedo a la vista al 100%. No soy consciente de ello, pero después sí. Siguiendo tus órdenes empecé a acariciarme el clítoris, primero suave y poco a poco todo se fue intensificando. Círculos grandes, cada vez más pequeños, cada vez más rápidos. Ligeros golpecitos. Un dedo, dos dedos acariciaban la zona. Tú detrás, sujetándome por las tetas. Me acarició rápido y de forma intensa para explotar en mi trocitos con un gran orgasmo final. Respiración agitada. Pero feliz y orgullosa. ¡Ya está! No pasa nada,…relájate me digo. 

Pero no, una vez más me equivocaba. Hay una toalla tendida en el balcón y alguien tiene que recogerla. ¡Maldita toalla! ¿Quién la habrá dejado allá? ¡Yo!. Sal y recógela. No, no, no, me bloquee. Iba desnuda. Hay vecinos al frente. Podían verme. ¡No! Camino hacia atrás. Mi Amo bloqueaba el camino. Quedo paralizada. Empiezo a llorar. ¡No! Me pides que te mire, que racionalice. No puedo. Me cubro con mis brazos. Intento protegerme ¡No! No puedo. Pero no tengo otra opción. Ya más calmada, empiezo a respirar más tranquilamente…te miro, me miras,…Si puedes perrita, nunca te pondría en peligro. Lo sé nunca me pondría en peligro, así que respiro profundamente y salgo lo más rápido posible e intento parecer calmada. ¡Mierda! Está sujeta con pinzas. Tiemblo entera. Pero la cojo, entro rápido en casa y me cubro con ella. Más lágrimas, no veo, no escucho. Me tenso. Un abrazo, susurros…voy calmándome, recuperando la respiración vuelo a ver, a escuchar, a racionalizar. Finalmente risa nerviosa, carcajadas incontrolables. Si, lo he hecho. Escondida detrás la cortina y de la toalla hago un repaso de las vistas y sí, parece que no hay nadie. Pero eso, no lo puedo asegurar, y aunque lo controles, mi Amo tampoco. Una vez más me he superado.

Aunque hay mucho más a contar de eso… ¿feliz? Por supuesto. Así que una vez más…gracias Amo.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Nota: Només un membre d'aquest blog pot publicar entrades.