Hoy he ido por segunda vez a
la playa. No es mi pasión, pero si es verdad que me gusta sentir el calor del
sol sobre mi piel y ver como va cogiendo color. Con el paso del tiempo, me he
dado cuento, que no es que no me guste ir a la playa, lo que no me gusta es
mostrar mi cuerpo en bañador. Des de siempre que no me he gustado mucho físicamente,
por suerte, esto va cambiando, mi Amo esta haciendo un trabajo muy completo
para que aprecie y me quiera. Tener esta seguridad en mi misma hace que vaya
mas tranquila en los sitios, pero sobretodo en la playa, lugar donde tengo la sensación
de que me estoy mostrando y que todos los ojos me miran, pero no para bien,
sino para mal.
Ir a la playa tiene su ritual.
Analizar la zona y buscar aquella donde haya menos gente. Poner la toalla sobre
la arena y sentarme. Volver a observar y analizar quien hay y quien deja estar.
Pasado un rato me quito el pantalón y vuelvo a relajarme observando a mí
alrededor. Una vez hecho este análisis y sentirme mas relajada, me quito la
camiseta. Quedándome en bañador. Pero aquí no termina el ritual. A continuación
hay la mentalización de tengo que levantarme, andar hasta el agua y meterme. Empiezan
las obsesiones: me miraran, me
criticaran, se reirán de mí,… pasado un tiempo me levanto y voy al agua,
cuando salgo es para secarme e irme. No me gusta estar tumbada en la toalla, me
siento incomoda. ¿Tonterías? Puede. Pero es lo que hay, soy así de bicho raro.
Pero hoy ha sido distinto. Encontrar
el lugar donde poner mi toalla no ha sido fácil. Encontrar aquel rincón donde
no hubiera mucha gente y que a mi me dieran tranquilidad y confianza me ha
llevado su tiempo. Cuando he dado con él, no he dudado, he puesto la toalla y
sin ningún tipo de duda me he quitado el vestido de playa. Si, habéis leído
bien, iba con vestido. Acto seguido, me he levantado y he dio al agua, se
estaba de maravilla, un poco fría, pero genial. Al salir del agua y tumbarme en
la toalla, he empezado a dar vueltas a si me quitaba o no la parte de arriba. No
me gusta mucho que queden las marcas de las tiras del bañador, pero si me
desato sufro por si se cae y si se me ve algún pecho. Es un sufrir. Una vuelta aquí,
otra vuelta para allá y me he decidió a desabrocharme la tira del cuello. Pero me
movía un poco y se caía la tela. Con esta tensión no había quien se relajara,
solución me doy la vuelta y me desato la otra tira. Pasado un rato quería darme
la vuelta, y eso llevaba a atarme la parte superior del bañador. Intentaba atarlo
sin levantarme, pero no podía y aquí ha llegado el gran momento: ¿Qué hago, me doy la vuelta como si nada?
Pero me miraran y ¿que pensaran? Con todo eso, al final he decidido darme
la vuelta, sin tener en cuenta que me quedaba en top less. No os podéis
imaginar lo incomoda que me sentía, la intensión era darme la vuelta, ponerme
la parte de arriba y volver al agua. No me sentía a gusto. Si, lo sé, es algo
muy normal y no tengo ninguna cosa rara en los pechos, pero que queréis que os
diga, no me siento cómoda andando semidesnuda y que la gente me pueda ver. Pero
bueno, se lo he dicho a mi Amo. Él se ha sorprendido tanto como yo que estuviera
en top less, estaba un poco incomoda pero mas tranquila de lo normal. Nunca
antes lo había hecho y si en la playa visualizaba alguien que estaba en top
less no me ponía a su lado, no me sentía a gusto y mucho menos sentir que los
ojos irían hacia donde yo estaba para mirar a la persona que estaba en top
less. Cuando me iba a cubrir mi Amo me ha ordenado que aguantara, mínimo, media
hora más o hasta que me fuera. Ha sido un poco suplico al principio, yo deseaba
cubrirme e ir al agua, pero tenia que aguantar. Estaba sola pero en realidad tú
estabas a mi lado, hablándome y haciendo que olvidara que iba sin cubrir. Esto
me ha ayudado a relajarme y que me sintiera cómoda, que la necesidad de
cubrirme fuera desapareciendo y estuviera tranquila y segura, que no pasaba
nada y que si alguien miraba pues que lo hiciese, porque yo sabia que ese
alguien solo podría mirar, pero no tocar, porque este privilegio solo lo tiene
mi Amo. Bueno, en realidad, el privilegio de que mi Amo mire y toque, es mío.
Pasado un rato he ido al agua
sin cubrirme, sentir la libertad del pecho en el agua, moviéndose libremente y
ver como los pezones se ponían tiesos por el contraste del agua fría ha sido
genial. Esa sensación de liberación ha sido magnifica.
Me gusta pensar que he dado un
paso más a delante, que la barrera a mostrarme se esta rompiendo y que cada día
estoy mas orgullosa de mi cuerpo. Y que si yo lo estoy, mi Amo podrá gozar
mucho más de él, del cuerpo que le pertenece. Porque la tranquilidad de
mostrarme hace que este más relajada y entregada, sabiendo que los ojos que me
miran están disfrutando y gozando de las vistas, que no las están criticando.
Eso si, puedo estar superando
la barrera de mostrar mis pechos, pero no me imagino en un playa completamente
desnuda. Pensar en eso me pone de los nervios y me mata. Ya lo sé, no es algo
que me haya dicho mi Amo, pero soy de las personas que se avanzan un poco a la
realidad.
Un día más estoy orgullosa de
mis logros, de mi seguridad y de mi entrega hacia a ti. Gracias por tu
paciencia. Gracias por estar a mi lado y querer que yo forme parte de tu vida.