-3.1-
Después de desayunar, Eragon y Aryan
salieron a descubrir la fantástica isla que tenían bajo sus pies. Aryan vestía
un ligero vestido blanco largo hasta los pies. Bajando en el ascensor Eragon le
ordeno:
-Quítate las bragas quiero que estés
totalmente libre y dispuesta para mi.
Aryan no lo dudo y de la forma más
sensual que pudo se las quito y se las guardo en su bolso. Eragon se acerco a
ella, la aprisiono entre la pared y sus brazos y le susurro.
-Ahora mismo empezaría a azotar ese
lindo culo y acariciar el sexo que me pertenece.
Con solo oír esas palabras Arayan se
estremeció y el cuerpo empezó a reaccionar. Si, su Amo sabia como ponerla
nervioso y calentarla. Las manos de Eragon empezaron a colarse por debajo de su
falda hasta encontrar aquello que mas deseaba. Empezó a tocarla, a jugar con el
clítoris y con el sexo. Movimientos suaves pero intensos que iban subiendo la
temperatura. Cuando Aryan estaba húmeda como a él le gustaba, la penetro con
fuerza con tres dedos y jugando con el ano. Poco a poco el orgasmo iba
subiendo, o hacia algo para que pudiera explotar o llegarían a la planta baja.
Eragon acelero sus movimientos y cuando noto que su sumisa iba a correrse paro,
al mismo momento que el ascensor llegaba a su destino. Acerco los dedos en su
boca y le dijo:
-Límpiame. De momento iras caliente
como a mi me gusta.
Aryan estaba a punto, sentía como el orgasmo quería salir pero no tenía permiso de su Amo. Hasta la próxima ocasión, iría sintiendo el páplito del sexo. Se iba a morir.
- 3.2-
No podía más. Necesitaba que su Amo jugara con ella y le diera el permiso que necesitaba para liberarse y entregarle su orgasmo. Eragon lo sabía y estaba disfrutando. Se estaban dirigiendo al coche y ella no se veía capaz de conducir, no de esa manera. Se sentía nerviosa y tensa debido al aguante de no explotar. Llegaron al coche, subieron y Aryan pensó que entonces su Amo le daría lo que necesitaba, pero no fue así. Solo le dijo:
-Vamos.
Ella no lo dudo y puso el coche en marcha. Pasado un rato, cuando la excitación empezaba a bajar...
Ella no lo dudo y puso el coche en marcha. Pasado un rato, cuando la excitación empezaba a bajar...
-Para el coche cuando puedas.
-Si mi Amo.
Al cabo de un rato paro. Eragon no lo dudo, le subió la falda y empezó a tocarla. Iba hacer que le entregara un orgasmo o más en medio de una carretera bastante concurrida. Eso la ponía en tensión, no le gustaba mucho la idea pero no iba a poder hacer nada.
-Venga mi sumi, dame lo que deseo. Relájate, nadie te ve. Solo yo.
Al cabo de un rato paro. Eragon no lo dudo, le subió la falda y empezó a tocarla. Iba hacer que le entregara un orgasmo o más en medio de una carretera bastante concurrida. Eso la ponía en tensión, no le gustaba mucho la idea pero no iba a poder hacer nada.
-Venga mi sumi, dame lo que deseo. Relájate, nadie te ve. Solo yo.
-No puedo mi Amo
Zas! Un azote fuerte sobre el sexo.
-¡Si que puedes!
-Mi Amo nos pueden ver - se le escapo
un susurro.
-¿Que has dicho? -zas! Zas! - Cállate y
concéntrate.
-Si mi Amo.
Así que se callo, se concentro y se
dejo llevar. Los 3 azotes aumentaron su placer y ya no podía más iba a estallar.
-¿Puedo correrme mi Amo?
-Si, y ya sabes...espero que sea de los que me gusta porque sino volveremos a empezar.
-¿Puedo correrme mi Amo?
-Si, y ya sabes...espero que sea de los que me gusta porque sino volveremos a empezar.
Caricias suaves y fuertes.
Penetraciones profundas, algún que otro azote y al final... ¡boom! Un
maravilloso y explosivo orgasmo. Intenso y fuerte como le gustaba a su Amo.
- Muy bien mi sumi. Así me gusta. Recupérate y pon el coche en marcha.
Una vez recuperada hizo lo que Eragon le había ordenado. su excursión no había hecho más que empezar.
- Muy bien mi sumi. Así me gusta. Recupérate y pon el coche en marcha.
Una vez recuperada hizo lo que Eragon le había ordenado. su excursión no había hecho más que empezar.
- 3.3 –
Las vistas eran maravillosas, los dos
estaban disfrutando del momento. No solo como Amo y sumisa sino también como
pareja. Una pareja que solo ellos dos sabían a la perfección su punto de unión,
la doma de él y la entrega de ella. Una mezcla perfecta que hacia que los dos
disfrutaran, no solo del viaje, sino de la compañía del uno y del otro.
Al cabo de un rato, llegaron a una
maravillosa cala solitaria, decidieron parar y disfrutar de las hermosas vistas
y de la tranquilidad. Ella disfrutaba viendo como Eragon se dedicaba a hacer
fotos a todo lo que le llamaba la atención, hasta que su objetivo cambio de
dirección.
-Vamos a jugar. Quítate la ropa, quiero
disfrutar de mis vistas favoritas.
Aryan no lo dudó e hizo lo que su Amo
le pedía, sentía un poco de vergüenza. Sentirse desnuda en privado ya lo
domina, pero en una playa dónde puede aparecer alguien eso la ponía nerviosa.
Su Amo lo sabía, y por eso llegó a la conclusión que era una pequeña prueba de
obediencia y entrega. Estaba segura, en buenas manos y Eragon no dejaría que le
pasara nada malo.
Una vez desnuda, su Amo empezó a
fotografiar-la, al principio estaba incomoda y no disfrutaba mucho, pero al
tiempo se relajo y empezó a vivir completamente libre aquella maravillosa
experiencia.
-Túmbate. Tengo una sorpresa para ti.
Le cubrió los ojos y la ató de manos y
pies. No podía dejar de pensar: ¿Qué
hará?, ¿Qué pasara? No
controlar y no poder tener ninguna idea de los pasos que realizaría su Amo, la
excitaba y la ponía nerviosa. A parte, estaban en un sitio público. ¿Y si venia alguien?
-Relájate, hazme disfrutar y disfruta
del momento.
-Si mi Amo- agarró aire y lo dejo salir
despacio para relajar todo el cuerpo y lograr dejar la mente en blanco para
poder dejarse llevar.
De repente algo frío rozó el cuerpo,
era un cubito de hielo, pero no podía dejar de preguntar-se de dónde lo había
sacado, ella no había visto ninguna nevera. Pero eso ahora no importaba. Así
que cerró los ojos y se dispuso a entregarse por completo como siempre. Sentía
como el cubito iba recorriendo todo el cuerpo, sin dejar un rincón por
explorar: pechos, pezones, abdomen,… iba bajando y en cualquier momento
llegaría en el sexo. Se estremeció, se puso tensa, tenía ganas de vivir aquella
experiencia. El placer iba creciendo, hasta tal punto que no se dio cuenta de
que eran dos los cubitos que recorrían el cuerpo, no sabia con cual de los dos
concentrarse. De vez en cuando un suave susurró o un suave beso.
-Así me gusta mi sumi, bien caliente y
preparada para entregarme tu placer. Recuerda que no puedes correrte sin mi
permiso. Sé que casi no puedes aguantar más pero hazlo.
¡Zas! ¡Zas! Dos pequeños, pero fuertes
azotes para frenar un poco el placer. Justo en aquel momento sintió como el
cubito se colaba en su interior. Aquella mezcla de frío y calor no hizo otra
cosa que aumentar su placer, era una bomba de relojería, el orgasmo luchaba
para salir, y ella no podía contenerlo más. Sus gemidos eran cada vez más
seguidos, su respiración más acelerada, o se liberaba o no sabía que iba a
pasar.
-¿Mi Amo por favor puedo correrme y
entregarte mi orgasmo?
-Claro mi pequeña sumi, libérate.
Sentir aquellas palabras la relajaron
del todo y se liberó. Fue un momento intenso, único y explosivo. Se sentía sin
fuerzas, pero muy feliz por aquel maravilloso momento. Se lo había entregado
todo. Sintió como las lágrimas de felicidad, de transición iban subiendo y
estaban a punto de bajar por sus mejillas. En aquel instante, Eragon la abrazó
y con suaves palabras la calmo.
-Gracias mi niña por este maravilloso
momento. Cálmate, yo estoy aquí. Relájate tenemos todo el tiempo del mundo.
Aquella sesión había sido muy intensa,
tardaría en recuperarse pero el calor del cuerpo de su Amo la relajaba. Sintió
como la iba despojando de la venda y de las cuerdas y como la cubría con una
manta. Cerró los ojos, sintiendo el calor del sol sobre su piel. Por fin se
dejo llevar por el cansancio y se durmió un rato. Estaba viviendo una
maravillosa aventura.
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