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dimecres, 3 de juliol del 2013

EL REENCUENTRO - 3

 -3.1-

Después de desayunar, Eragon y Aryan salieron a descubrir la fantástica isla que tenían bajo sus pies. Aryan vestía un ligero vestido blanco largo hasta los pies. Bajando en el ascensor Eragon le ordeno:
-Quítate las bragas quiero que estés totalmente libre y dispuesta para mi.
Aryan no lo dudo y de la forma más sensual que pudo se las quito y se las guardo en su bolso. Eragon se acerco a ella, la aprisiono entre la pared y sus brazos y le susurro.
-Ahora mismo empezaría a azotar ese lindo culo y acariciar el sexo que me pertenece.
Con solo oír esas palabras Arayan se estremeció y el cuerpo empezó a reaccionar. Si, su Amo sabia como ponerla nervioso y calentarla. Las manos de Eragon empezaron a colarse por debajo de su falda hasta encontrar aquello que mas deseaba. Empezó a tocarla, a jugar con el clítoris y con el sexo. Movimientos suaves pero intensos que iban subiendo la temperatura. Cuando Aryan estaba húmeda como a él le gustaba, la penetro con fuerza con tres dedos y jugando con el ano. Poco a poco el orgasmo iba subiendo, o hacia algo para que pudiera explotar o llegarían a la planta baja. Eragon acelero sus movimientos y cuando noto que su sumisa iba a correrse paro, al mismo momento que el ascensor llegaba a su destino. Acerco los dedos en su boca y le dijo:
-Límpiame. De momento iras caliente como a mi me gusta.

Aryan estaba a punto, sentía como el orgasmo quería salir pero no tenía permiso de su Amo. Hasta la próxima ocasión, iría sintiendo el páplito del sexo. Se iba a morir.


- 3.2-

No podía más. Necesitaba que su Amo jugara con ella y le diera el permiso que necesitaba para liberarse y entregarle su orgasmo. Eragon lo sabía y estaba disfrutando. Se estaban dirigiendo al coche y ella no se veía capaz de conducir, no de esa manera. Se sentía nerviosa y tensa debido al aguante de no explotar. Llegaron al coche, subieron y Aryan pensó que entonces su Amo le daría lo que necesitaba, pero no fue así. Solo le dijo:
-Vamos.
Ella no lo dudo y puso el coche en marcha. Pasado un rato, cuando la excitación empezaba a bajar...

-Para el coche cuando puedas.
-Si mi Amo.
Al cabo de un rato paro. Eragon no lo dudo, le subió la falda y empezó a tocarla. Iba hacer que le entregara un orgasmo o más en medio de una carretera bastante concurrida. Eso la ponía en tensión, no le gustaba mucho la idea pero no iba a poder hacer nada.
-Venga mi sumi, dame lo que deseo. Relájate, nadie te ve. Solo yo.
-No puedo mi Amo
Zas! Un azote fuerte sobre el sexo.
-¡Si que puedes!
-Mi Amo nos pueden ver - se le escapo un susurro.
-¿Que has dicho? -zas! Zas! - Cállate y concéntrate.
-Si mi Amo.

Así que se callo, se concentro y se dejo llevar. Los 3 azotes aumentaron su placer y ya no podía más iba a estallar.
-¿Puedo correrme mi Amo?
-Si, y ya sabes...espero que sea de los que me gusta porque sino volveremos a empezar.
Caricias suaves y fuertes. Penetraciones profundas, algún que otro azote y al final... ¡boom! Un maravilloso y explosivo orgasmo. Intenso y fuerte como le gustaba a su Amo.
- Muy bien mi sumi. Así me gusta. Recupérate y pon el coche en marcha.
Una vez recuperada hizo lo que Eragon le había ordenado. su excursión no había hecho más que empezar.

- 3.3 –

Las vistas eran maravillosas, los dos estaban disfrutando del momento. No solo como Amo y sumisa sino también como pareja. Una pareja que solo ellos dos sabían a la perfección su punto de unión, la doma de él y la entrega de ella. Una mezcla perfecta que hacia que los dos disfrutaran, no solo del viaje, sino de la compañía del uno y del otro.  
Al cabo de un rato, llegaron a una maravillosa cala solitaria, decidieron parar y disfrutar de las hermosas vistas y de la tranquilidad. Ella disfrutaba viendo como Eragon se dedicaba a hacer fotos a todo lo que le llamaba la atención, hasta que su objetivo cambio de dirección.
-Vamos a jugar. Quítate la ropa, quiero disfrutar de mis vistas favoritas.
Aryan no lo dudó e hizo lo que su Amo le pedía, sentía un poco de vergüenza. Sentirse desnuda en privado ya lo domina, pero en una playa dónde puede aparecer alguien eso la ponía nerviosa. Su Amo lo sabía, y por eso llegó a la conclusión que era una pequeña prueba de obediencia y entrega. Estaba segura, en buenas manos y Eragon no dejaría que le pasara nada malo.
Una vez desnuda, su Amo empezó a fotografiar-la, al principio estaba incomoda y no disfrutaba mucho, pero al tiempo se relajo y empezó a vivir completamente libre aquella maravillosa experiencia.
-Túmbate. Tengo una sorpresa para ti.
Le cubrió los ojos y la ató de manos y pies. No podía dejar de pensar: ¿Qué hará?, ¿Qué pasara? No controlar y no poder tener ninguna idea de los pasos que realizaría su Amo, la excitaba y la ponía nerviosa. A parte, estaban en un sitio público. ¿Y si venia alguien?
-Relájate, hazme disfrutar y disfruta del momento.
-Si mi Amo- agarró aire y lo dejo salir despacio para relajar todo el cuerpo y lograr dejar la mente en blanco para poder dejarse llevar.

De repente algo frío rozó el cuerpo, era un cubito de hielo, pero no podía dejar de preguntar-se de dónde lo había sacado, ella no había visto ninguna nevera. Pero eso ahora no importaba. Así que cerró los ojos y se dispuso a entregarse por completo como siempre. Sentía como el cubito iba recorriendo todo el cuerpo, sin dejar un rincón por explorar: pechos, pezones, abdomen,… iba bajando y en cualquier momento llegaría en el sexo. Se estremeció, se puso tensa, tenía ganas de vivir aquella experiencia. El placer iba creciendo, hasta tal punto que no se dio cuenta de que eran dos los cubitos que recorrían el cuerpo, no sabia con cual de los dos concentrarse. De vez en cuando un suave susurró o un suave beso.
-Así me gusta mi sumi, bien caliente y preparada para entregarme tu placer. Recuerda que no puedes correrte sin mi permiso. Sé que casi no puedes aguantar más pero hazlo.
¡Zas! ¡Zas! Dos pequeños, pero fuertes azotes para frenar un poco el placer. Justo en aquel momento sintió como el cubito se colaba en su interior. Aquella mezcla de frío y calor no hizo otra cosa que aumentar su placer, era una bomba de relojería, el orgasmo luchaba para salir, y ella no podía contenerlo más. Sus gemidos eran cada vez más seguidos, su respiración más acelerada, o se liberaba o no sabía que iba a pasar.
-¿Mi Amo por favor puedo correrme y entregarte mi orgasmo?
-Claro mi pequeña sumi, libérate.
Sentir aquellas palabras la relajaron del todo y se liberó. Fue un momento intenso, único y explosivo. Se sentía sin fuerzas, pero muy feliz por aquel maravilloso momento. Se lo había entregado todo. Sintió como las lágrimas de felicidad, de transición iban subiendo y estaban a punto de bajar por sus mejillas. En aquel instante, Eragon la abrazó y con suaves palabras la calmo.
-Gracias mi niña por este maravilloso momento. Cálmate, yo estoy aquí. Relájate tenemos todo el tiempo del mundo.

Aquella sesión había sido muy intensa, tardaría en recuperarse pero el calor del cuerpo de su Amo la relajaba. Sintió como la iba despojando de la venda y de las cuerdas y como la cubría con una manta. Cerró los ojos, sintiendo el calor del sol sobre su piel. Por fin se dejo llevar por el cansancio y se durmió un rato. Estaba viviendo una maravillosa aventura. 



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