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dimarts, 29 de juliol del 2014

LA GRAN ESTRENA (II)

Vuelve el silencio. Noto como alguien se acerca a la cama. Pero no identifico si es hombre o mujer. Solo se oye una frase: ya sabes que debes hacer. Pero nadie responde. De repente unas manos duras y fuertes empiezan a tocarme las tetas. Primero caricias suaves que provocan que los pezones reacciones. Noto como van saliendo de su interior, tensos. Acto seguido las caricias aumentan de intensidad juntamente con pequeños mordiscos húmedos en los pezones. Esta mezcla me activa aún más, no puedo moverme, el peso del chico encima de mí y al estar atada no me permite hacer ningún movimiento, solo puedo expresar lo que estoy viviendo a través de mis gemidos. Esta pequeña pero agradable tortura dura y dura, deseo que no pare, que no deje de jugar con las tetas. Cuando se oye: ¡cambio! Las caricias y los mordiscos paran en seco para pasar a azotes. 

Son muy intensos, tengo los pechos muy sensibles, azotes por todos los lados, por los pezones, no se está dejando ningún lugar para azotar. No puedo más, noto como voy humedeciendo, noto como las lágrimas van apareciendo en mi rostro, pero no me rendiré. De repente… ¡Cambio! El chico se quita y deja paso a unas manos más finas, pero no menos fuertes. Ellas son las encargadas de jugar con el coño. Estoy muy húmeda y muy excitada, no sé si seré capaz de resistir. Ella no lo duda, empieza con fuertes azotes. ¡Cuenta! No eres tú quién me lo ordena, pero no dudo en obedecerla, no quiero descubrir qué pasaría si no lo hiciera, pero por mi mente también se cruza un qué pasaría si obedezco a quién no debo. Así que empiezo a contar: 1, 2, 3,… poco a poco mi voz va cambiando, de dolor, no lo soporto más, soy incapaz de continuar, necesito chillar y cerrar las piernas pero no puedo. Ella lo nota, pero no para, solo se ríe. No lograra que le pida que pare, no, no lo hare. He perdido la cuenta, solo noto escozor, placer y el deseo de que pare. Cuando de repente los azotes se convierten en lametazos intensos, juega con el clítoris, introduce su lengua en mi interior, juega con los dedos y la lengua,… no sé dónde meterme, noto como se va formando el orgasmo, voy tensando el cuerpo, no puedo más ella busca mi orgasmo, pero yo no se lo voy a dar, no tengo tu permiso. Pero estoy al limite, dirijo mi cabeza hacia donde estas, buscando tu permiso, te suplico con la mirada, aunque no te puedo ver, ni tu ver mis ojos, me lees, sabes lo que te estoy suplicando, y de repente…¡cambio!

Unas manos fuertes me agarran de la cintura y sin ningún tipo de compasión me da la vuelta. Empiezo a temblar, de placer, de miedo, de inseguridad pero a la vez de deseo. Coge algo, no sé lo que es hasta que zas! No es ningún juguete nuestro habitual, por fin conozco el contacto en el culo de una fusta de verdad. Seca, fuerte y dolorosa. No para, un azote tras otro, mis lagrimas empiezan a recorrer la cara, intento no sollozar pero no lo puedo evitar, duele y mucho. No estoy habituada a unos azotes tan fuertes. No se cuantos lleva, solo deseo que pare y a la vez que siga. Es como si leyera mi mente, porque para, durante unos minutos me acaricia suavemente el culo y sin abrir la boca, me indica que me ponga a cuatro patas, para eso afloja un poco la mordaza de los pies. Y con la cola de gato empieza a azotar en el ano, siento como su respiración se agita, se lo que esta pasando, el culo se esta abriendo como una flor. Algo húmedo se desliza por el y de repente, sin compasión alguna me la clava una y otra vez. No puedo más, sé que no lo resistiré, vuelvo a mirarte pidiendo perdón, porque se escapara, hasta me duele de retener el orgasmo en mi interior y como un reloj los dos explotamos a la vez. Y de repente… ¡Fuera!

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