Des de hace unos meses que no
escribo en el blog, no es por falta de experiencias, tareas y sesiones vividas
con mi Amo, sino por falta de tiempo para dedicarme a plasmar todo lo vivido
por escrito.
En todo este tiempo ha habido:
-
cera
-
azotes
-
orgasmos en publico
-
dolor
-
placer
-
y mucho más
Pero ahora ya estoy de
vacaciones, e intentare en estos días de verano caluroso, escribir el máximo de
post posibles explicando todo lo vivido y sentido.
Así que empezaremos por una
tarea de hace algunos meses:
UNO DE PLACER Y OTRO DE DOLOR
Era una tarde como cualquier
otra. Llegué a casa después de una larga jornada laboral y decidí relajarme un
rato. Me gusta llegar, quitarme la ropa del día y sentarme un ratito frente al
televisor en silencio para disfrutar de lo que me rodea: silencio.
Pasado el momento, me dirigí a
la ducha. Me gustan mis duchas porque son distintas, especiales e únicas para
mí. Desde hace, más o menos, un año. Estas duchas no solo son relajantes, sino
que también son muy placenteras. Un lugar dónde cada vez que entro, no es solo
para sentirme mejor, sino también para entregarle a mi Amo un orgasmo anal. Que
si la ducha de por si ya nos relaja, yo salgo de ellas como nueva. Con el paso
del tiempo, voy logrando que la penetración anal sea mucho menos dolorosa,
llegando al punto en que ya entran los dedos como si nada, y que los orgasmos
vayan subiendo de intensidad.
Esta ducha, fue algo distinta
a las demás, estaba en mi día fuerte del periodo y todo el cuerpo me dolía:
riñones, piernas,… sentir el agua caliente encima del cuerpo, relajarme y
vaciarme de placer para mi Amo, me ayuda a sentirme satisfecha, por el trabajo
bien hecho, y a dejar de sentir las molestias, aún así la sensibilidad del
cuerpo no desaparece.
Mi Amo eso lo sabe, y
generalmente, durante estos días, no hay ninguna tarea demasiado dura, pero
esta vez, como muchas otras, me sorprendió.
Como siempre después de la ducha,
le explique como había ido, y le conté que ese día el orgasmo había sido
especialmente largo, intenso y muy, muy placentero. Quedo satisfecho y feliz
por la tarea bien hecha, pero necesitaba más. Así que me ordeno que azotara mis
pechos todo lo que pudiera resistir.
Mi primer pensamiento al escuchar
su orden, fue en negarme, todo el cuerpo me dolía, cualquier roce en las tetas
era doloroso, pero sabia que tenia que superar aquella prueba, así que fui al
cuarto, puse música relajante e imaginando que tu, Amo, estabas al otro lado de
mi mirada, frente a mi, empecé a azotar el pecho con ganas, con intención, para
darles el color que tanto le gusta y disfruta.
Fue un momento duro, un
momento en el cual por mi mente se cruzaron distintas sensaciones: rabia,
orgullo, placer, dolor y finalmente satisfacción. Hubieron lagrimas, viví el
momento xof (lo bautice así porque no encuentro otro nombre) que me vienen en
sesiones muy intensas, necesitaba el abrazo y calor de mi Amo. Y lo obtuve,
pero después de contarle como había vivido aquel momento. Algunas veces dudo de
explicarle toda la verdad, por miedo a ofenderle, él solo quiere lo mejor para
mí y pienso que no es bonito decir que en algún momento he sentido rabia. Pero,
uno de muchos aspectos en que se basa nuestra relación es la sinceridad. Así que
siempre, se lo cuento sin tapujos, arriesgando, pero para poder seguir en mi
aprendizaje, para poder llegar a ser la sumisa que se merece, esta confianza
debe de existir, para que pueda conocerme y no tenga la necesidad de
esconderme.
Es evidente que me arriesgue,
dudo que haya algún Amo que le guste que su sumisa le diga que ha sentido
rabia, pero no hubo consecuencias, al contrario, se sintió orgulloso porque fui
capaz de gestionar todas esas sensaciones y realizar la tarea que me había
mandado.
Como dice él, el listón va
subiendo, poco a poco, pero siempre va subiendo. Respetándome en todo momento, respetándonos
mutuamente y esperando al momento adecuado para llevar acabo nuevas tareas.
Cada día voy creciendo, no
solo como sumisa, sino también como persona. Cada día me siento más libre y a
la vez más suya. Es una contradicción, pero ser suya me libera. Ser suya me
satisface. Ser suya me hacer ser feliz, mejor persona y mucho más segura de mi
misma. Eso permite poder realizar todo lo realizada hasta el día de hoy, y que
poco a poco os iré contando.
Así que una vez más, gracias Amo por dejarme ser tu sumisa, por dejarme complacerte. Por entregarte el cuerpo, pero dejando que mi mente siga siendo libre. Para poder seguir creciendo en todas las facetas de mi vida: sumisión, profesional y social.
De todo corazón...Gracias.
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